Investigadores del Instituto Leloir y del Instituto de Investigaciones Fisiológicas y Ecológicas Vinculadas a la Agricultura (IFEVA) de la UBA realizaron un estudio que replantea un consenso científico establecido entre los biólogos desde la década de 1950. El estudio es tapa de la publicación de la Sociedad Americana de Biólogos Vegetales.
Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Bruno Geller-.Hace más de medio siglo, Harry Borthwick, Sterling Hendricks y sus colaboradores, del Centro de Investigaciones de Beltsville del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, descubrieron que las plantas contenían fotorreceptores a los que llamaron fitocromos. Estas estructuras dispersas en sus hojas, en el tallo, en las raíces, y otras partes, funcionan como ojos que le “informan” a los árboles, cultivos o arbustos acerca de las variaciones de la luz ambiental. “De esta forma, la planta ‘sabe’ cuál es el momento apropiado para florecer, germinar o alargar el tallo, entre otras acciones”, explica el doctor Jorge Casal, jefe del laboratorio de Fisiología Molecular de Plantas del Instituto Leloir y líder del trabajo.