Los dispositivos electrónicos que utilizamos a diario basan su funcionamiento en circuitos integrados cada vez más pequeños. La evolución tecnológica marca una tendencia hacia la miniaturización de componentes que permita un mayor volumen de almacenamiento de datos y la creciente disponibilidad de funciones.
Investigadores trabajan en electrónica molecular, una alternativa para desarrollar circuitos replicando los procesos naturales.