Así como un reloj biológico controla el sueño y la vigilia, o regula el ciclo menstrual en el caso de las mujeres, hay otro que determina los tiempos y los ritmos en que se van formando las distintas partes de un embrión.
Un trabajo, publicado en la revista científica Science, muestra como una serie de genes y proteínas desempeñan un rol clave en la formación de la columna vertebral del pez cebra. “Este modelo de investigación permite entender procesos biológicos que suceden en humanos dado que compartimos algunos genes con esos vertebrados”, indicó a la Agencia CyTA uno de los autores, el doctor Luis Morelli, investigador del CONICET en el Instituto de Física de Buenos Aires (IFIBA), que funciona en el Departamento de Física de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.
El estudio fue liderado por el doctor Andrew Oates, del Instituto Max Planck de Genética, Biología Celular y Molecular, en Alemania. Los estudios demostraron que determinados genes y proteínas, entre ellos “Her 1”, “Her 7”, “DelC” y “LM”, van marcando el orden cronológico para la formación y “ensamblaje” de las vértebras, costillas, músculos esqueléticos y otras partes de la columna vertebral.
Si esas piezas del reloj biológico embrionario operan a “destiempo”, la columna vertebral no adquiere la forma y la flexibilidad apropiada, destacó Morelli. Los científicos descubrieron que en el desarrollo embrionario de los vertebrados ocurre una especie de efecto Doppler, esto es, los genes se prenden y apagan generando “ondas de actividad” en ritmos coordinados y cronológicamente ordenados para que los distintos segmentos que se van creando en el embrión se articulen de manera apropiada.
Si bien es un estudio de ciencia básica, sus resultados abren el camino de futuras investigaciones orientadas a mejorar la comprensión de las causas de la escoliosis congénita y otras alteraciones de la columna.
Fuente: Agencia CyTA