Con impulso del Ministerio de Planificación Federal y en línea con los proyectos trazados en el Plan Nuclear Argentino, la CNEA comenzó a operar la nueva Facilidad de Almacenamiento de Combustibles Irradiados de Reactores de Investigación (FACIRI), en el Centro Atómico Ezeiza.
Luego de las pruebas preliminares y de la obtención de la Licencia de Puesta en Marcha otorgada por la Autoridad Regulatoria Nuclear, la FACIRI recibió los primeros combustibles provenientes del RA-3, el reactor de investigación y de producción de radioisótopos que se encuentra funcionando desde 1968.
En la nueva instalación se recibirán, manipularán y almacenarán todos los combustibles gastados retirados del RA-3 que serán transferidos desde el actual depósito, y los que genere en los próximos 20 años de operación. FACIRI, también tiene capacidad para almacenar los combustibles gastados que se generen durante la vida útil de los otros reactores de investigación que se encuentran actualmente en operación en el país.
En 2005 el RA3 incrementó su potencia logrando duplicar la producción de radioisótopos, utilizados principalmente en medicina nuclear para la detección y tratamiento contra el cáncer. De esta forma además de suministrar las necesidades de 2.000.000 de pacientes, cubriendo la totalidad de la demanda nacional, también abastece un tercio de la demanda del mercado brasileño, al que Argentina auxilia tras los acuerdos firmados por los mandatarios de ambos países en 2008.
FACIRI
Tal como su nombre lo indica, esa instalación permitirá almacenar en forma segura combustibles irradiados. Tiene capacidad para albergar 608 combustibles tipo MTR (Reactor de Prueba de Materiales, por su sigla en inglés) por “vía húmeda”.
Consta de una pileta de 16 metros de profundidad con doble recubrimiento de acero inoxidable y un sistema de grillas que sujetan los combustibles bajo el agua. Asimismo, cuenta con una estación de monitoreo que, mediante cámaras subacuáticas, permite la inspección a distancia de forma permanente. El proyecto, iniciado en 2006, consistió en la adaptación y remodelación completa de una instalación ya existente, y es fruto de la labor conjunta del Programa Nacional de Gestión de Residuos Radiactivos y de la Gerencia de Ciclo de Combustible. También se contó con la colaboración del Organismo Internacional de Energía Atómica.
Fuente: CNEA
Fuente: CNEA