Luego de una larga trayectoria en el desarrollo de tecnologías ligadas a la energía, IMPSA se afianza como productora en el sector nuclear gracias al convenio que permite a la empresa proveer cuatro nuevos generadores de vapor para la refuncionalización de la Central Nuclear Embalse. Lejos de concluir su participación en el área, la firma avanza en el Proyecto CAREM.
Si hablamos de producción energética, IMPSA se convierte en una referencia inevitable. Tras sus comienzos en la industria metalúrgica, hoy se presenta como proveedora de soluciones integrales y de material para la generación de energía eléctrica a través de recursos renovables.
La empresa mendocina, fuertemente orientada al mercado internacional, se ha hecho de un espacio en la escena nacional para dedicarse al negocio de la energía nuclear. En el marco del Proyecto de Extensión de Vida de la Central Nuclear Embalse (CNE), en 2010 IMPSA firmó un contrato por 151 millones de dólares mediante el cual Nucleoeléctrica Argentina le adjudicó la fabricación y suministro de cuatro Cartuchos de los Generadores de Vapor para la refuncionalización de la planta.
La empresa mendocina, fuertemente orientada al mercado internacional, se ha hecho de un espacio en la escena nacional para dedicarse al negocio de la energía nuclear. En el marco del Proyecto de Extensión de Vida de la Central Nuclear Embalse (CNE), en 2010 IMPSA firmó un contrato por 151 millones de dólares mediante el cual Nucleoeléctrica Argentina le adjudicó la fabricación y suministro de cuatro Cartuchos de los Generadores de Vapor para la refuncionalización de la planta.
Los generadores de vapor
Estos cuatro cilindros metálicos tienen en su interior 3540 tubos, cuya función es trasladar el agua pesada de cerca de 300°C y transmitir el calor hacia el agua que genera el vapor a alta presión. La finalidad de este proceso es que dicho vapor impulse el grupo turbo generador de la central nuclear.
Al respecto, el Ingeniero Emilio Guiñazú Fader, Director Comercial de IMPSA, detalla: “Los cuatro generadores de vapor que se conectarán al reactor nuclear están compuestos por una envolvente, una camisa interna y un mazo de tubos. Mide 14 metros en total y pesarán 130 toneladas una vez terminado”. Asimismo, Guiñazú subraya que el trabajo de producción es de muy alta complejidad al tiempo que requiere parámetros de calidad muy altos. “Nuestro suministro, hoy en avanzado estado de fabricación, permitirá que la Central Nuclear Embalse no sólo recupere los parámetros de funcionamiento de diseño, compensando el desgaste/degradación que los generadores de vapor existentes han sufrido durante 30 años, sino que, además, asegurará un incremento de la capacidad de generación de la Central del orden de los casi 50 MW adicionales por los siguientes 25 años”.
En este sentido, la extensión de vida de la CNE tiene un doble beneficio. Guiñazú describe que, por una parte, se amortiza el costo del decommissioning —término que refiere a las operaciones que deben llevarse a cabo para cerrar una central nuclear y dejarla fuera de operaciones— y, por otro, se obtiene una central renovada por un costo mucho menor de lo que sale construir una nueva, que operará por 25 años más y con una eficiencia mayor que la anterior. Al mismo tiempo, el ingeniero destaca la importancia del desarrollo de una industria más responsable con el medio ambiente: “Si bien la energía nuclear no es en sí misma renovable (el combustible, aunque a velocidad muy baja, finalmente se consume), sí constituye una forma de energía que no emite CO2 y, por lo tanto, no afecta la capa de ozono ni contribuye al calentamiento global”. La fecha prevista de entrega de estos equipos es a fines de 2015.
Con la mirada hacia adelante
En materia de energía nuclear, IMPSA no agota su participación en este proyecto. A fines de 2013, la empresa firmó un contrato con CNEA para la fabricación y el montaje del recipiente de presión del reactor nuclear CAREM. Esto constituye un importante desafío de enorme responsabilidad, ya que es el primero de este tipo en construcción con diseño 100% argentino.
Estos trabajos contribuyen así al fortalecimiento de su know-how en términos de industria nuclear, preparando a IMPSA para futuros desafíos en el rubro y poniendo a Argentina entre los poquísimos países que dominan este tipo de tecnología.
De acuerdo con lo informado por Guiñazú, IMPSA se destaca por ser una de las empresas nacionales que certificaron en el código ASME para proveer recipientes de presión nucleares. La autorización, expedida por la American Society of Mechanical Engineers (ASME), corresponde al Código de Seguridad de Calderas y Recipientes a Presión que en su Sección III establece las “Reglas para la Construcción de Componentes para Instalaciones Nucleares” y abarca desde el diseño hasta los ensayos finales, pasando por la recepción de materiales, construcción, inspecciones y exámenes. IMPSA se ve beneficiada con esta certificación puesto que la habilita a desarrollar esta clase de tecnologías dentro de territorio argentino como en otras partes del mundo.
“Es uno de nuestros objetivos continuar trabajando en este sector” afirma Guiñazú. De hecho, la firma cuenta con el modo de producción en “sala limpia” que le otorga la posibilidad de posicionarse en el negocio de equipamiento nuclear. Esta, explica el ingeniero, se trata de una instalación “con los más altos estándares internacionales, en donde se trabaja en condiciones de limpieza equivalentes a las de un quirófano, lo que nos permite encarar trabajos que requieran altísimos estándares de calidad como los aplicados en la industria nuclear y aeroespacial”.
La Central Nuclear Embalse
El proyecto de extensión de vida útil de la Central Nuclear Embalse se inició en 2011 y consiste en la renovación del equipamiento que llegó al fin de su vida útil de diseño.
Las tareas para prolongar la vida de la CNE se iniciaron en 2011 y se estructuraron en tres etapas. La primera comprende la realización de todas las actividades que evalúan el estado de situación de la planta y permiten definir el alcance del proyecto. Los principales trabajos que se contemplan son el cambio de los internos del reactor; cambio de los generadores de vapor; actualización de la instalación y aumento de potencia.
La segunda fase involucra la realización de la ingeniería básica y de detalle relacionada con los cambios y modificaciones para efectuar; la compra y provisión de los nuevos equipos y repuestos, y la planificación de todas las tareas para realizar en la parada de reacondicionamiento.
Actualmente la empresa estatal Nucleoeléctrica Argentina S.A. se encuentra en proceso de programación de la última etapa que implica la salida de servicio de la Central por dos años para realizar los trabajos de recambio de los componentes esenciales, entre ellos, los generadores de vapor. Asimismo, ya cuenta con buena parte del equipamiento en el predio.
Una vez concluidas las reformas, Embalse podrá suministrar energía por un nuevo ciclo de 30 años con una potencia cercana a los 700 megavatios, esto es, un 6% más de la capacidad actual.
Más de 100 años de historia
Los orígenes de IMPSA se remontan al año 1907 cuando el abuelo del actual Presidente, Enrique Pescarmona, fundó Talleres Metalúrgicos Enrique Epaminondas Pescarmona en la Provincia de Mendoza. Allí se fabricaban repuestos de hierro fundido, equipos para la industria vitivinícola y compuertas para canales de irrigación.
Durante la década de 1920, Pescarmona se convierte en el líder en la provisión de equipamiento para vitivinicultura y continuó con la industria dedicada a la metalúrgica liviana.
En 1965 se creó la actual IMPSA (Industrias Metalúrgicas Pescarmona S.A.) mediante la transferencia de activos y pasivos de CMP, una sociedad formada por la empresa casi 20 años antes. Desde ese momento comienza la expansión y diversificación de sus actividades.
Luego de convertirse en líder de generación hidroeléctrica a nivel nacional, a partir de los años 80 se expande a los mercados internacionales implementando una política de investigación y desarrollo de soluciones integrales. Como evidencia de su estrategia, la compañía construyó su propio laboratorio hidráulico en Mendoza, en el Centro de investigación Tecnológica (CIT), el cual es uno de los más avanzados en el mundo.
Para los años 90 la firma comenzó a desarrollar proyectos bajo modalidades BOT (Build, Operate & Transfer), BROT (Build, Rehab, Operate & Maintenance) y BOM (Build, Operate & Maintenance). Con este logro, IMPSA se convirtió en el principal desarrollador de proyectos “hydro” en el mundo y en un proveedor de soluciones totales. Gracias a ello, IMPSA obtuvo su primer contrato internacional BROT en el complejo hidroeléctrico CBK de Filipinas para cuatro plantas generadoras.
En los últimos 15 años, puede mencionarse como uno de sus trabajos más importantes en la región la provisión de turbinas a la central hidroeléctrica Manuel Piar en Tocoma, Venezuela. Cuando el proyecto se finalice, Tocoma estará equipada con 10 unidades generadoras Kaplan de 235 MW, que son las de mayor potencia y eficiencia del mundo.
En su división Wind, los proyectos de energía eólica se establecen principalmente en Brasil, habiendo desarrollado cinco parques que totalizan más de 300 MW de la capacidad instalada. Entre numerosos proyectos de financiación y construcción de equipos se encuentra la inauguración de una fábrica de aerogeneradores en el puerto de Suape, en el estado de Pernambuco. La nueva planta, que inició sus actividades en septiembre de 2008, tiene capacidad para fabricar 300 equipos por año.
En el ámbito local, en mayo del 2008 se firmó un contrato con la Provincia de La Rioja para proveer un aerogenerador del tipo IWP-83 de 2,1 MW clase II, para el proyecto Arauco I.
Al final de ese mismo año, se firmó un nuevo contrato para realizar la segunda etapa del proyecto, que consiste en el suministro de 11 nuevos equipos de iguales características. Además, IMPSA tiene a cargo la operación y mantenimiento del parque.
Hoy, la empresa cuenta con cinco unidades de negocio: IMPSA Hydro, que se dedica fundamentalmente a fabricar turbinas hidroeléctricas; IMPSA Wind, que incluye el diseño y fabricación de aerogeneradores y brinda soporte al desarrollo de parques eólicos; IMPSA Energy, desarrolladora de proyectos de generación eléctrica a partir de la elaboración de planes de financiamiento; IMPSA Process, que desarrolla el diseño, la fabricación e instalación de plantas llave en mano y de equipos para la industria de procesos e IMPSA Services & Smart Grids dedicada a la realización de sistemas eléctricos para el abastecimiento seguro de energía, preservando el medio ambiente.
Fuente: U238