Su determinación en alimentos es clave para la salud humana. La metodología de los investigadores de la Universidad Nacional de San Luis es más sencilla y económica que las alternativas convencionales.
La doctora Liliana Fernández e integrantes de su laboratorio. |
Una técnica totalmente novedosa que rompe con la forma tradicional de medir zinc en bebidas fue desarrollada por científicos de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL).
Ese elemento químico es fundamental para el normal desarrollo y crecimiento y contribuye con el correcto funcionamiento del sistema inmunitario. Pero dado que la falta de zinc puede crear desequilibrios en la salud y sus altas concentraciones ser contraproducentes, determinar sus niveles en bebidas y en agua destinadas a consumo humano es de gran importancia.
En la actualidad se utilizan costosos equipos -como la espectroscopia atómica y otros que requieren el consumo de agua y energía eléctrica- para medir zinc y otros elementos con la finalidad de determinar la composición química de alimentos y bebidas. Ahora, el desarrollo puntano abre una nueva alternativa.
“Nuestra técnica es más económica y menos contaminante”, indicó a la Agencia CyTA-Leloir la doctora Liliana Fernández, investigadora del CONICET en el Instituto de Química San Luis (INQUISAL) de la UNSL. “Y en pruebas de laboratorio, permitió medir zinc de un modo satisfactorio en muestras complejas como café, cacao, bebidas energizantes, té y aguas de bebida”, añadió.
El método consiste en preacondicionar un trozo de papel con diferentes reactivos que, al unirse al zinc, generan una fluorescencia. “Este papel se coloca posteriormente dentro de una celda de cuarzo convencional y la luz detectada es analizada mediante un software para determinar las concentraciones del metal”, explicó la primera autora del trabajo, la doctora María Carolina Talio, investigadora del CONICET en el grupo de Fernández.
La determinación y monitoreo del zinc en bebidas, señalaron las investigadoras, es muy importante para la salud de la población en general y en particular para determinados grupos etarios, como niños, adolescentes y mujeres embarazadas. La nueva técnica “podría incorporarse en laboratorios de análisis clínicos y toxicológicos, análisis de control de calidad de alimentos y laboratorios de análisis medioambientales”, afirmó Fernández.
Del estudio, publicado en la revista científica “Food Chemistry”, también participaron los doctores Mariano Acosta, Roberto Olsina y María Gimena Acosta, de la UNSL.
Fuente: Agencia CyTA