La empresa estatal argentina INVAP se encargará del diseño y de la construcción de dos reactores y de una planta de radioisótopos medicinales para la empresa Coquí RadioPharmaceuticals de Estados Unidos. Así, la firma confirma su posición de liderazgo en un mercado competitivo cuya premisa es mantener los más altos estándares de calidad.
El país tiene con qué e INVAP lo demostró a fines de 2014. Es que la empresa de tecnología de la Provincia de Río Negro firmó un contrato con Coquí RadioPharmaceuticals de Estados Unidos para diseñar y construir dos reactores y una planta de producción de radioisótopos medicinales en el Estado de Florida.
El Molibdeno-99 (Mo-99), uno de los radioisótopos producidos en la fisión del uranio, genera por decaimiento el Tecnecio-99m, insumo principal para prácticas y estudios de la medicina nuclear en todo el mundo. Actualmente Estados Unidos importa la totalidad del Mo-99 que utiliza, principalmente de Canadá y Europa. Coquí Pharma sería la primera empresa en producir los radioisótopos en suelo estadounidense.
La medicina moderna utiliza estos insumos nucleares para detectar ataques cardíacos, cáncer, problemas de tiroides, enfermedades cerebrales, renales e incluso para detectar fracturas óseas. Sólo en Estados Unidos se realizan 50 mil procedimientos médicos al día con radioisótopos medicinales.
Néstor de Lorenzo, quien está a cargo de la Subgerencia de Reactores de Investigación y Plantas Asociadas de INVAP, dialogó con U-238 y dio detalles del convenio firmado: “Coquí Pharma nos contactó en 2009, en medio de la crisis de producción mundial del Mo99. Necesitaban un productor confiable, de tecnología comprobada y encontraron eso en INVAP”, destacó.
La firma del acuerdo se realizó durante la 16ª edición del Congreso Mundial de Reactores Experimentales, denominado IGORR (International Group on Research Reactors), que tuvo lugar en San Carlos de Bariloche en noviembre del año pasado.
“Estamos muy satisfechos de haber realizado este acuerdo con INVAP”, señaló Carmen Bigles, CEO de Coquí Pharma durante IGORR y agregó que estudiaron “mucho los distintos grupos y compañías del mundo”, y concluyeron que la propuesta argentina era la mejor. La directiva destacó especialmente la experiencia de la empresa en el manejo de uranio levemente enriquecido, ya que logró “un desarrollo magnífico” en este conocimiento y en su aplicación.
Por su parte, De Lorenzo aclaró que, al día de hoy, el proyecto contempla la producción del informe de seguridad para que la Comisión de Regulación Nuclear (NRC) de Estados Unidos firme el permiso de instalación. “Es un proceso que va a llevar casi 18 meses y en los que se va a analizar cada detalle del proyecto”, señaló De Lorenzo. El plan de negocios de Coquí Pharma establece que INVAP será también el constructor de los reactores y de la planta de procesamiento de radioisótopos.
“Este acuerdo va a permitir a INVAP demostrar que puede producir tecnología de avanzada e ingresar a un mercado que tiene un control estricto en cuestiones nucleares”, sostuvo De Lorenzo.
Debido a que desde hace 40 años que la NRC no aprueba un proyecto de estas características, se sabe que el análisis será profundo. Por esa razón, De Lorenzo destacó: “cada dos meses un equipo de INVAP viaja a Washington para reunirse con la NRC”, para poder generar un contacto fluido mientras la Comisión toma una decisión.
El ingeniero también destacó que Coquí Pharma tiene conocimiento en el uso de los radioisótopos, pero no de su producción. Por esa razón, deberá contratar a una empresa que auditará los avances que realice INVAP. La elegida es MPR Associates, que tiene como integrante a Kimberly Keithline, ex gerente de Proyectos Senior del Instituto de Energía Nuclear estadounidense. También habrá colaboración de Enercon, una compañía que ayudará a Coquí Pharma en la preparación de sus solicitudes de certificados ante la NRC.
La crisis mundial del Mo-99
En 2009 sucedió lo que nadie en la industria esperaba: los dos reactores que producen la mayor parte del Mo-99 del mundo dejaron de funcionar al mismo tiempo: Petten (Holanda) y Chalk River (Canadá) debieron frenar su producción por problemas técnicos. Ambos reactores son de la década del 60’ y están en los últimos años de su vida útil.
Como consecuencia de la crisis y del crecimiento del uso de Mo-99 en Estados Unidos, el Congreso de ese país aprobó en 2012 una ley que permite a los privados dedicarse a la producción de radioisótopos medicinales, como forma de alcanzar el autoabastecimiento.
Con la firma del presidente Obama, la reglamentación de la llamada “American Medical Isotope Production Act of 2011” busca la “producción sustentable” de Mo-99 en suelo estadounidense.
Son varios los proyectos para producir radioisótopos medicinales en ese país, pero Coquí Pharma es la primera empresa que se presentó ante la NRC con un proyecto concreto y de proporciones industriales.
Una propuesta a gran escala
El acuerdo de INVAP con Coquí Pharma establece la construcción y producción de dos reactores de tipo pileta, que utilizarán combustible de bajo enriquecimiento y cuentan con un diseño muy simplificado. Sólo servirán para la producción de radioisótopos, a diferencia de otros reactores desarrollados por la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) e INVAP en Egipto y en Australia, que son multipropósito.
Carmen Bigles aseguró que esperan comenzar la producción de radioisótopos en 2020 y que la planta de producción tendrá una capacidad de 7000 curies cada seis días, uno de los volúmenes más importantes del mundo.
Aunque los términos económicos de la negociación no fueron detallados, se estima que el proyecto involucrará una inversión de 250 millones de dólares por parte de Coquí Pharma.
De Lorenzo detalló que los reactores funcionarán los 365 días al año. “Eso se logrará con dos reactores gemelos. Mientras en uno se realizan las tareas de mantenimiento necesarias, el otro estará en plena producción. De esa forma nunca hay un período de inactividad”, destacó el ingeniero del INVAP.
Una vez que se genera el radioisótopo, pasa a una planta de producción que tiene el mismo concepto de los reactores: líneas redundantes y extras que permitirán que funcionen todo el año.
El lugar elegido para construir los reactores y la planta es Alachua, Florida, en terrenos que son propiedad de la Universidad de Florida. De Lorenzo ya visitó el lugar y junto a su equipo comprobó que el suelo y el ambiente son aptos para llevar adelante el proyecto.
Un poco de historia
Tecnología nuclear argentina para el mundo
No es la primera vez que INVAP provee reactores de investigación y plantas para el procesamiento de radioquímicos a otros países. El primero de ellos fue el RP-0 de Perú, en 1978, que fue reemplazado por el RP-10 en 1988, también construido por INVAP.
En 1989 se inauguró el reactor NUR de Argelia, que puede producir radioisótopos a escala de laboratorio y a su vez es una escuela de entrenamiento para el personal operador de reactores de ese país.
Luego, en 1998, comenzó a funcionar el ETRR-2 en Egipto, un reactor multipropósito que produce radioisótopos y es utilizado para realizar investigación, entre otras áreas, en física de neutrones, ciencia de materiales, combustibles nucleares y terapia por captura neutrónica de boro.
Pero quizás el más importante, por su incidencia en el mundo de la medicina nuclear, es el OPAL de Australia. El reactor de agua liviana en pileta abierta es uno de los más poderosos y complejos del mundo, y representa la mayor exportación de tecnología llave en mano de la historia argentina. Además de abastecer al mercado de radioisótopos de Australia y de otros países, el OPAL brinda servicios de irradiación para materiales de silicio destinados a la industria microelectrónica.
La medicina nuclear en Argentina
Desde la creación de la CNEA, en 1950, el país ha desarrollado una industria nucleomedicinal importantísima. En su libro Breve historia de los reactores nucleares de investigación y producción de radioisótopos de la CNEA, Ricardo De Dicco, director del Centro Latinoamericano de Investigaciones Científicas y Técnicas (CLICET), detalla el trabajo llevado adelante en estas décadas.
En 1957 se construyó el reactor RA-1, con elementos nacionales y diseño estadounidense. Allí se produjeron los primeros radioisótopos de producción argentina para aplicaciones médicas e industriales. Ubicado en el Centro Atómico Constituyentes, actualmente tiene un fin de investigación y formación de recursos humanos.
El RA-3, inaugurado en 1967 en Ezeiza, provincia de Buenos Aires, es el reactor que hoy en día abastece de radioisótopos a Argentina y en parte a los países de Sudamérica. Tiene una capacidad de 450 curies cada seis días.
El futuro
El próximo paso de la CNEA e INVAP es desarrollar el reactor RA-10, que reemplazará al RA-3 y producirá alrededor de 3000 curies cada seis días, el doble del OPAL de Australia. El proyecto demandará una inversión de 300 millones de dólares y se espera que empiece a funcionar en 2018.
Fuente: U238