El ITBA patentó una memoria que logra guardar y conservar información en presencia de ruido electrónico y también lo aprovecha para mejorar su rendimiento.
Agencia TSS - El ruido electrónico es un problema para las memorias de computación tradicionales porque puede afectar la precisión con la que se almacenan los unos y ceros del sistema binario. Pero un modelo de memoria desarrollado en el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) no se ve afectado por este tipo de interferencias, sino todo lo contrario.
“Para explicarlo suelo usar una analogía: a veces uno tiene que cargar una valija muy pesada por una escalera y hay que hacer un montón de fuerza para levantarla. Pero, si a uno le dan un empujoncito para arriba, puede subir el escalón sin problema. El ruido hace las veces de esos empujoncitos y los hay para los dos lados, pero como uno está haciendo fuerza para subir, los que te sirven son los empujoncitos para arriba”, explica Pablo Fierens, investigador y docente del Departamento de Matemática del ITBA y uno de los autores del desarrollo.
“Para explicarlo suelo usar una analogía: a veces uno tiene que cargar una valija muy pesada por una escalera y hay que hacer un montón de fuerza para levantarla. Pero, si a uno le dan un empujoncito para arriba, puede subir el escalón sin problema. El ruido hace las veces de esos empujoncitos y los hay para los dos lados, pero como uno está haciendo fuerza para subir, los que te sirven son los empujoncitos para arriba”, explica Pablo Fierens, investigador y docente del Departamento de Matemática del ITBA y uno de los autores del desarrollo.
En un principio, el equipo de trabajo estaba enfocado en estudios de transmisión de información en presencia de ruido electrónico. Su idea original fue la de cerrar una línea de transmisión y, al hacerlo, se formó un lazo y la información quedó viajando encerrada en el circuito, generando así una especie de memoria. A partir de este principio llegaron al desarrollo final
En la investigación colaboraron docentes y alumnos del ITBA: Roberto Perazzo, Diego Grosz, Germán Patterson y Santiago Ibáñez son los co-autores de la patente junto a Fierens. El proyecto comenzó en 2008 y el trabajo para lograr patentarlo, que finalizó recientemente, comenzó en 2010. También se hizo una presentación para patentar el desarrollo en Estados Unidos, pero el ITBA decidió suspender el proceso debido a los costos y esfuerzos que demandaba.
El ITBA, al igual que otras universidades argentinas, hace tiempo que está propiciando el patentamiento de los desarrollos surgidos de sus laboratorios y con este proyecto transitó una de las primeras experiencias. Se trató de un caso piloto que sirvió para redactar nuevos convenios de propiedad intelectual con docentes y alumnos.
“En principio, el proceso de patentamiento fue un poco complicado por nuestra falta de experiencia. También nos presentamos para un ANR (un aporte no reembolsable) de la Agencia (del MINCYT) que nos preguntaba por el mercado potencial de la patente y cuando salió fue una experiencia positiva. Tal vez uno piensa en la idea desde el punto de vista ingenieril y no en el mercado, como dónde se puede vender. Eso fue un cambio, ya que hubo que abrir la cabeza con ese estudio”, confiesa el investigador.
Esta memoria se podría utilizar en cualquier computadora o producto que requiera de un medio de almacenamiento, incluso en los teléfonos, que son los más afectados por el ruido electrónico debido al reducido tamaño de sus componentes y a la poca distancia que guardan entre ellos. Como próximo paso, la patente será administrada por el rectorado del ITBA, que intentará licenciarla y conseguir financiamiento para asociarse con especialistas en el área de semiconductores, que faciliten su inserción en el mercado.
Fuente: TSS