Así lo indicó un informe del Instituto de Economía del INTA, que analizó los efectos de esta tecnología durante los 20 años de su utilización en el país. Con 40 millones de toneladas almacenadas en bolsas plásticas, el país exporta más de 50 millones de dólares anuales.
Desde su incorporación en la Argentina, hace poco más de 20 años, el silo bolsa le generó al país más de 10 mil millones de dólares, confirmó un trabajo del Instituto de Economía del INTA. Desde el ciclo 1998/99, con esta tecnología pasaron de almacenarse de dos a 40 millones de toneladas de granos. Y mientras su adopción en el país continúa expandiéndose y se incorporan mayor tecnología y conocimiento para potenciar su efectividad, el interés internacional por esta herramienta también crece: cada año se exportan bolsas argentinas por más de 50 millones de dólares.
Este tecnología protagonizará el Primer Congreso Internacional de Almacenamiento de Granos en Silo bolsa, un encuentro único en su tipo a escala mundial, que se realizará en Mar del Plata del 13 al 16 de octubre (www.congresosilobolsa.com.ar).
Este tecnología protagonizará el Primer Congreso Internacional de Almacenamiento de Granos en Silo bolsa, un encuentro único en su tipo a escala mundial, que se realizará en Mar del Plata del 13 al 16 de octubre (www.congresosilobolsa.com.ar).
El estudio del instituto, que calculó los excedentes económicos y validó los resultados mediante entrevistas a usuarios, “representa el crecimiento en cantidad y calidad del silo bolsa”, dijo Nicolás Gatti, técnico del INTA, quien agregó que este sistema “ayudó a incrementar el ritmo sostenido de producción de granos”. Según datos del INTA Balcarce, la producción de los principales granos en la Argentina pasó de 50 millones de toneladas en la campaña 1996/97 a 103 millones de toneladas en 2013/14. Sin esta innovación, “el incremento de la capacidad de acopio hubiese requerido inversiones más onerosas”, indicó el técnico.
La insuficiente capacidad en instalaciones fijas, la necesidad del productor de almacenar su propio grano y de diferir el envío al acopio de la cosecha para reducir costos de flete y comercialización son algunos factores que motivaron la adopción del silo bolsa, hacia mediados de los 90.
“Durante la década del 2000, la producción de granos en la Argentina tuvo un salto significativo”, dijo Leandro Cardoso, técnico del INTA Balcarce. Sin embargo, no fue acompañado por la capacidad de acopio en silos permanentes. “A su vez, la frontera agrícola se expandió hacia zonas donde no había una infraestructura de poscosecha consolidada –como el NEA y el NOA–, lejos de los puertos y con una red vial que podría ser problemática”, indicó. “Esto, sumado al creciente volumen de información técnica aportado por el INTA y otras instituciones, hizo que rápidamente el sistema se expandiera”, agregó Cardoso.
La evolución de las exportaciones del nicho indica que su desarrollo no sólo le sirvió al productor local, sino que el país se convirtió en proveedor de bolsas, máquinas y equipos. De 1993 a 2012, crecieron en cantidad y en valor a una tasa de 49% y 42% de promedio anual. Mientras que en 1993 eran prácticamente nulas, las ventas en 2012 alcanzaron los 35 millones de dólares.
Aunque al comienzo de su adopción el mal uso de las bolsas produjo pérdidas en cantidad y calidad de granos, con los años y como resultado de la interacción del INTA con el sector privado, las nuevas maquinarias facilitaron y mejoraron cada vez más el proceso de ensilado.
Pablo Seniow, del departamento comercial de Ipesa, indicó: “El desarrollo del embolsado de granos en la Argentina se dio como consecuencia de una interacción de las empresas fabricantes de bolsas y de maquinaria. El INTA fue el nexo que nos dio sustento técnico”.
En ese sentido, Alberto Stavisky, de la firma Plastar, expresó: “Trabajamos con el INTA y el resto de las empresas que forman parte del convenio en el estudio y en el desarrollo de soluciones a los problemas que puede tener el productor que utiliza este sistema a lo largo y ancho del país”. Sobre el rol del instituto, señaló: “Nos brinda organización, trabajo, tecnología y, sobre todo, técnicos capacitados que nos permiten seguir desarrollando y mejorando el sistema”.
“La Argentina rápidamente penetró en diversos mercados del sector de la poscosecha y hoy llega a los cinco continentes con más de 20 empresas nacionales que venden de manera directa”, afirmó Carlos Braga, responsable de Comercio Exterior de la Fundación Cideter. En 2013, se exportaron embolsadoras y extractoras por 13 millones de dólares, principalmente a Brasil, Canadá, Chile, Alemania y Australia, así como bolsas por un monto aproximado de 27 millones de dólares. En este caso, el 50% se vendió a Brasil y el resto a Uruguay, Paraguay, Estados Unidos, Chile, Sudáfrica, Colombia y Ucrania.
El hito tecnológico del campo argentino
De acuerdo con Ricardo Bartosik, especialista en poscosecha del INTA Balcarce, el silo bolsa representa una capacidad de almacenamiento flexible a un costo competitivo y fácil de implementar, al tiempo que ofrece una mejor logística de poscosecha, con menos pérdidas y la posibilidad de adaptarse fácilmente a programas de trazabilidad y segregación de granos.
“Las bolsas tienen 60 metros de largo en las que se pueden guardar aproximadamente 200 toneladas de trigo, maíz y soja y 120 toneladas de girasol, tanto en el lote de producción como en una playa anexa a una planta de acopio”, explicó Bartosik. Asimismo, se refirió al silo bolsa como el “hito tecnológico del campo argentino”, disponible para el mundo a fin de solucionar, en gran medida, los problemas de seguridad alimentaria.
Fuente: INTA