El INTA obtuvo plantas transgénicas que pueden ser utilizadas como vacunas orales contra un importante virus que afecta a las aves y puede ocasionar grandes pérdidas económicas.
Mediante una metodología recientemente patentada, los investigadores del Instituto de Biotecnología del INTA Castelar lograron producir plantas de papa que contienen en su ADN la información que codifica para una o más proteínas que despiertan la respuesta inmune contra el virus de la enfermedad de Newcastle (NDV).
“El virus tiene diferentes genes que codifican para diversas proteínas. A nosotros nos interesó trabajar sobre aquellas que inducen una respuesta inmune protectiva en los animales susceptibles a la enfermedad para introducir los genes que las codifican en una planta y obtener, al final del proceso, una vacuna oral para aves”, explicó la coordinadora de la investigación, Analía Berinstein.
Por su parte, una de las integrantes del equipo de trabajo que se especializa en resistencia a patógenos virales y fúngicos en papa, Cecilia Vázquez Rovere, agregó que “el gen de interés bajo secuencias regulatorias que se expresan en plantas queda incorporado como si fuera propio de la papa”.
De esta forma, se pueden lograr vacunas comestibles para aves comerciales contra el NDV que representan una mejor alternativa a las vacunas inyectables tradicionales debido a su simplicidad en la producción, manipulación y administración.
“El método de aplicación de las vacunas comestibles disminuye los efectos colaterales y elimina la manipulación de los animales, además de que los productos provenientes de plantas transgénicas están libres de contaminaciones, patógenos, toxinas microbianas o secuencias oncogénicas”, sostuvieron los investigadores en el texto de la patente que se presentó en el 2003 y fuera aprobada el 30 de septiembre de 2010.
Para probar que las proteínas presentes en las plantas podían inducir una respuesta inmune, se realizaron vacunaciones orales e inyectables en ratones. Luego, los investigadores estudiaron la presencia de anticuerpos anti-NDV y hallaron una fuerte respuesta contra el virus, lo que demostró que la composición de la vacuna es efectiva.
Si bien la transgénesis en plantas como metodología para producir vacunas existe desde hace varios años, lo que fue patentado es el mecanismo para producir plantas de papa contra el virus de la enfermedad de Newcastle.
Según Vázquez Rovere, “uno no está proponiendo el sistema de vacunas en plantas; lo novedoso es que se hace para este virus en particular”.
La importancia de esta enfermedad radica en su alto nivel de contagio y su capacidad para traspasar las fronteras nacionales, lo que ocasiona importantes consecuencias socioeconómicas y sanitarias en una región. Se trata de una epizootia de origen viral que produce la muerte de aves domésticas y silvestres y cuya presencia en la Argentina se detectó por primera vez en 1961.
Si bien el último foco data de 1987 en Entre Ríos, el SENASA y el INTA realizaron un relevamiento entre los años 1995 y 1997, cuyos resultados confirmaron la ausencia de brotes y contribuyeron a obtener la declaración de país libre de cepas virulentas de NDV en aves comerciales.
El virus responsable de la enfermedad, el Paramixovirus aviar tipo 1 (PMV-1), está envuelto y posee una sola cadena de ácido ribonucleico con 15 mil nucleótidos que codifica ocho proteínas, entre las que se encuentra la hemoaglutinina-neuraminidasa (HN) y la proteína de fusión (F) que inducen la respuesta inmune protectiva en el animal y fueron las utilizadas por los investigadores para ser introducidas en las plantas.
Actualmente, los investigadores estudian la efectividad de la vacuna en aves y la manera para aumentar los niveles de expresión y, de esta forma, “obtener más producto con menos plantas”, finalizó Berinstein quien dirige el grupo de desarrollo de vacunas a subunidades para la prevención y control de enfermedades aviares.
Fuente: Revista RIA