Una bióloga catamarqueña descubrió un nuevo crustáceo. La joven María Florencia Colla lo descubrió mientras analizaba muestras de agua de una reserva misionera.
El Hyalella Misionensis. |
Una joven bióloga catamarqueña, egresada de la Universidad Nacional de Catamarca y actualmente becaria del CONICET, descubrió una nueva especie de anfípodos, organismos milimétricos que vendrían a ser parientes de los crustáceos como los cangrejos, y su trabajo fue recientemente publicado en una revista especializada en este tipo de descubrimientos, que se edita casi en su totalidad en Bulgaria.
María Florencia Colla es la bióloga que consiguió lo que para muchos científicos en su misma línea o en su ámbito de trabajo, es muy difícil: identificar una especie nueva, diferente al resto de las que ya fueron descubiertas, catalogadas y registradas en los diversos ecosistemas tanto del país como del resto del planeta.
"Hay que tener el ojo entrenado", dice con una abrumadora sencillez la bióloga, en una entrevista que concedió a El Ancasti mientras visitaba a su familia en la provincia de Catamarca.
Este nuevo espécimen de anfípodo fue descubierto, como ocurre la mayoría de las veces en la ciencia, cuando se está realizando otra tarea. Es que la joven bióloga estaba en la División Zoología Invertebrados del Museo Nacional de Ciencias Naturales de La Plata, realizando análisis de muestras de agua que llegaban de la Isla Martín García, que es el tema de su tesis doctoral.
Pero además, llegaban también muestras de agua de una zona de la provincia de Misiones, la Reserva de Biosfera Yabotí.
Fue allí que los profundos ojos celestes de la joven catamarqueña, detrás del microscopio, advirtieron que en las muestras de agua llegaban especies de crustáceos del género Hyalella, que no llegan a medir más de 5 milímetros, que eran diferentes al resto de las que se encuentran en la Argentina.
Posteriormente, contó la bióloga, se las comparó con las de Brasil, las del resto de Latinoamérica y luego, se estableció que se trataba de una especie nueva que había que catalogar como corresponde.
La importancia de su hallazgo no es relativa
Por lo general, según describió la joven bióloga, estos anfípodos se utilizan como bioindicadores en estudios vinculados a la calidad del agua. Es que son muy sensibles a los cambios que pueda haber en su ambiente de alimentación (comen vegetales y otros organismos en descomposición) y por lo tanto, si varían en la población, su supervivencia o su fecundidad, constituyen señales respecto de los efectos contaminantes en el agua.
En la Argentina, por ejemplo, hay una gran cantidad de trabajos que se realizaron sobre algunas especies de anfípodos y los efectos del glifosato proveniente de fumigaciones en campos (por lo general, de soja) cercanos a cursos de agua.
"El hallazgo es una puerta que se abre. A partir de aquí, se podrán hacer investigaciones respecto de esta especie en concreto, su importancia y su impacto en el ambiente. Este descubrimiento fue de un inmenso placer para mí, por lo que representa", cerró la joven.
El Nombre
A partir de ahora, el nuevo anfípodo llevará como nombre científico "Hyalella misionensis Colla y César 2015". El primer apellido es por María Florencia, y el segundo alude a Inés Irma César, la directora de tesis de la bióloga catamarqueña.
Fuente: El Ancasti