martes, 11 de octubre de 2016

El gobierno busca reducir el presupuesto de ciencia y tecnología para 2017

El presupuesto que el Gobierno propuso asignar a ciencia y tecnología para 2017 representa el porcentaje más bajo desde la creación del MINCYT. 


Científicos y legisladores se pronunciaron en contra del ajuste y alertan sobre sus posibles consecuencias.

La formación de científicos y la realización de proyectos científico-tecnológicos que busquen resolver las necesidades de la población demandan una inversión sostenida en el tiempo. En el período 2009-2016, el porcentaje destinado a ciencia osciló entre el 0,7 y 0,8 por ciento del gasto total. Sin embargo, el proyecto de Presupuesto 2017 que el Poder Ejecutivo presentó al Congreso plantea una reducción que lleva el porcentaje a 0,59 por ciento del gasto nacional, el mínimo histórico desde la creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, en el año 2007.

Ante esta situación, científicos y legisladores encendieron la luz de alerta con el objetivo de evitar el recorte presupuestario previsto por el Gobierno en el área. El senador Omar Perotti y la diputada Daniela Castro, titulares de las comisiones de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de ambas cámaras del Congreso, se reunieron para analizar el panorama y sacaron un comunicado en el que expresaron su “preocupación por la abrupta caída en el presupuesto en Ciencia y Tecnología”.

En diálogo con TSS, la diputada sostuvo: “Las políticas en ciencia y tecnología son plurianuales, es decir, que los resultados no se ven en lo inmediato. De no acceder a incrementar la partida destinada al área se compromete el presente y el futuro de la política científica. En definitiva, se compromete el desarrollo de la Argentina”. También explicó que, junto con el senador Perotti, han invitado en cinco ocasiones al ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Lino Barañao, a debatir sobre sus políticas y sobre el presupuesto asignado, pero que “por razones de agenda y de salud” aún no ha concurrido. Al cierre de esta nota, el ministro había confirmado su presencia para este jueves 6 de octubre.

El físico Fernando Stefani, vicedirector del Centro de Investigaciones en Bionanociencias (CIBION–CONICET), realizó un informe que analiza la evolución del presupuesto destinado a ciencia entre 2009 y 2016.

La comunidad científica tampoco tardó en pronunciarse al respecto. Los investigadores nucleados en el Grupo Ciencia y Técnica Argentina (CYTA) difundieron una declaración en la que denuncian que este presupuesto “pone en riesgo los logros de la última década y atenta contra cualquier política de fomento del desarrollo económico soberano”. Además, recuerdan que el presidente Mauricio Macri está incumpliendo la promesa que hizo durante la campaña electoral, de llevar la inversión en ciencia y tecnología al 1,5 por ciento del PBI, y convocan a sus colegas a manifestarse para evitar el ajuste.

Jorge Aliaga, miembro de CYTA y exsubsecretario de Evaluación Institucional del MINCYT –que decidió dejar su lugar tras el cambio de gestión– le dijo a TSS: “El recorte presupuestario apunta a un modelo de país distinto. En lugar de tener uno basado en la industrialización, que aspire a transferir tecnología de los organismos científicos al sector productivo, el modelo actual se basa en exportar productos primarios, agropecuarios o mineros. Las medidas que están tomando van en ese sentido, como la apertura del mercado satelital a operadores extranjeros y la suspensión de proyectos que venía llevando adelante la empresa estatal INVAP, como el Sistema Aéreo Robótico Argentino (SARA). En ese contexto, la ciencia deja de ser un asunto estratégico”.

Los números del ajuste

El físico Fernando Stefani, vicedirector del Centro de Investigaciones en Bionanociencias (CIBION–CONICET), profesor de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y científico repatriado, realizó un informe que analiza la evolución del presupuesto destinado a ciencia entre 2009 y 2016. “Mi objetivo era tratar de entender dónde se está recortando, qué consecuencias puede tener y transmitirlo a toda la comunidad científica para que empecemos a hacer el ejercicio de reclamar los cambios necesarios que protejan la actividad científica”, contó a TSS.

En el informe, Stefani consigna que el presupuesto se fue incrementando gradualmente hasta 2014, mientras que en 2015 sufrió una leve caída y en 2016 la reducción llevó este presupuesto al nivel de 2012. Finalmente, la partida propuesta para 2017, de 13.957 millones de pesos, implica una inversión aún menor, que representa el 0,59 por ciento del presupuesto nacional total. Esta partida está destinada al MINCYT, al CONICET y a la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE). Además, el investigador analiza los presupuestos para cada una de las tres entidades por separado (ver gráficos). En términos de porcentaje del presupuesto nacional, tanto el CONICET como la CONAE han mantenido su participación, mientras que el MINCYT ha sufrido una disminución sistemática año tras año, excepto en 2013 y 2014.

El senador Perotti y la diputada Castro, titulares de las comisiones de Ciencia,
Tecnología e Innovación Productiva de ambas cámaras del Congreso.

En cuanto al presupuesto para 2017, Stefani señala que la parte que le corresponde al CONICET “le permite mantener una situación similar a la de 2016, que no es buena. Tiene un porcentaje de presupuesto para gestión de apenas un 8 por ciento, ya que alrededor del 92 por ciento está destinado a salarios y becas. Es importante aclarar que, si bien el porcentaje se mantiene, estamos hablando de sueldos promedio bajos, considerando la alta formación profesional de su personal (actualmente es de 19.500 pesos). El caso del Ministerio es peor, porque el presupuesto se reduce drásticamente. Dentro de ese presupuesto está incluida la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, que financia la gran mayoría de los programas de investigación en el país”.

Pero esos tres organismos no son los únicos relacionados con desarrollos científicos y tecnológicos. En su declaración, el grupo CyTA indica que “el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), organismo clave en la búsqueda de soberanía en tecnologías vinculadas al agro, reduce su presupuesto en un 25 %, mientras que el INTI, su análogo para la industria, sufre un ajuste del 27 %. En el ámbito de la defensa, organismos como CITEDEF y Fabricaciones Militares se reducen entre el 7 y el 15 %, mientras que otras instituciones como el Instituto Nacional del Agua y la CONAE ven disminuido su presupuesto real en un 17 % y un 12 %, respectivamente”.

Las consecuencias del recorte

De esta manera, los números planteados en el proyecto de Presupuesto 2017 no parecen poner a la ciencia y la tecnología en una posición estratégica para el desarrollo del país. “Son áreas transversales, porque los conocimientos generados se aplican a resolver problemáticas de todos los sectores. Es lo que nos va a permitir actividades soberanas como agregar valor a la producción agropecuaria y repensar nuestra matriz energética, donde tenemos un grave problema de abastecimiento”.

Por su parte, Aliaga advierte que una posible consecuencia derivada del recorte presupuestario y la interrupción de proyectos es una nueva fuga de cerebros. “Lo que se pierde, fundamentalmente, es la gente joven. Si ven que hay menos posibilidades de ingresar a la carrera de investigador en el país, cuando se vayan a hacer un doctorado al exterior no volverán”, considera. Stefani llama la atención sobre otro punto: la necesidad de sostener proyectos científicos a largo plazo. “Si uno quiere que el conocimiento tenga impacto en la sociedad a través de un producto o proceso industrial, eso puede llevar unos diez o veinte años. Reducir el presupuesto en ciencia genera un perjuicio muy fuerte porque se pierden no solo los posibles beneficios del desarrollo, sino también toda la inversión previa”.

Stefani señala que la parte que le corresponde al CONICET “le permite mantener una situación similar a la de 2016, que no es buena. Tiene un porcentaje de presupuesto para gestión de apenas un 8 por ciento, ya que alrededor del 92 por ciento está destinado a salarios y becas.

Entonces, ¿de cuánto debería ser el presupuesto para ciencia en 2017 para sostener la política de inversión en este sector? Al final de su informe, Stefani realiza un análisis en el que plantea diversos escenarios posibles. “Si uno quisiera volver al presupuesto que el MINCYT tuvo en 2014 y recuperar el poder adquisitivo de los investigadores, harían falta alrededor de 30.000 millones de pesos, cuando lo que se propuso es de unos 13.900 millones. Es un escenario que veo inviable en las condiciones actuales. Por otro lado, uno puede plantear un escenario más moderado, que apunte a recuperar lo que se perdió este año, es decir, volver al presupuesto de 2015. Para eso, harían falta entre 20.000 y 22.000 millones, por lo que sigue estando lejos de la partida propuesta”.

Las posibilidades de discutir el presupuesto aún están abiertas y los científicos se están movilizando en esa dirección. Además de la declaración de CYTA, el Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA lanzó el petitorio “Defendamos la Ciencia Argentina”, que está disponible para todos aquellos que deseen firmarlo. Castro dice que durante los últimos días ha recibido consultas de científicos de diversas provincias. “Nosotros apuntamos a generar una comisión de puertas abiertas y es algo en lo que estamos de acuerdo todos los bloques políticos”. Y agrega: “Si tenemos en cuenta que en el proyecto de Ley de Presupuesto han volcado de forma explícita que la ciencia y la tecnología son centrales, y que el presidente se comprometió en campaña a asignarle el 1,5 por ciento de la inversión total al área, esperamos que el Gobierno pueda atender estas necesidades y preocupaciones. En la medida en que se vayan dando los consensos en las diversas áreas, el presupuesto va a ser votable. Es una ley fundamental y el oficialismo no debería sacarla por la fuerza”.

Fuente: TSS