Hasta ahora, solo algunos medicamentos nucleares se trasladaban desde Buenos Aires en avión. Pero tienen una vida corta y deben suministrarse de manera inmediata al paciente.
Antes de que termine el año, Bariloche dispondrá de un Laboratorio de Radiofarmacia con un Ciclotrón para estudios de diagnóstico oncológico, cardíaco y neurológico.
El desafío de la Fundación Intecnus, ubicado al sur de Bariloche, y la Comisión Nacional de Energía Atómica será producir radiofármacos que, hasta ahora, son aportados y enviados desde otros centros de la Cnea y privados de Buenos Aires.
¿Qué son los fármacos radioactivos? Nada que pueda comprarse en una farmacia. Son sustancias que tienen elementos radioactivos con una vida corta. El flúor-18, por ejemplo, tiene una vida media de dos horas; el oxígeno 15, solo de 2 minutos.
Esta es solo una de las razones por las cuales contar con un ciclotrón en el Centro de Medicina Nuclear de Bariloche permitirá producir radiofármacos y en pocos minutos, inyectarlos al paciente.
Hasta ahora los únicos radiofármacos que se pueden utilizar en Bariloche tienen una vida media suficiente para soportar un viaje en avión desde Buenos Aires o Mendoza.
Con la nueva Radiofarmacia que se instalará en Intecnus se podrán hacer diagnósticos con radiofármacos de vida media mucho más corta (de muy pocos minutos) que hoy, no se pueden traer desde otros centros de medicina nuclear del país.
“Si hoy compro un radiofármaco como FDG (Flúor-18), después de algunas horas, deja de emitir radiación y no sirve. Hay que traerlo de Buenos Aires con suficiente actividad (capacidad de emitir radiación) y usarlo inmediatamente porque, al otro día, pierde su propiedad”, advierte el doctor en Física, Sergio Suárez, jefe del Departamento de Producción de Radioisótopos y Radiofármacos de la Fundación Intecnus.
“Como la duración es corta -agrega-, hay que producirlos en el momento y probar que estén en buenas condiciones antes de ser inyectados en el paciente. Es un proceso sumamente complejo que debe hacerse rápido”.
Si bien algunos radiofármacos, como el FDG, hoy se “importan” de Buenos Aires, otros, como los que contienen carbono-11, oxígeno-15 o nitrógeno-13, tienen un período de vida útil mucho más corto y, por lo tanto, no es posible trasladarlos en avión hasta Bariloche. En estos casos, el paciente debe trasladarse a otra ciudad, lo que produce trastornos y gastos no solo para él sino para toda su familia.
Con el Ciclotrón, afirma Suárez, “seríamos los primeros en la Patagonia en independizarnos de Buenos Aires. Vamos a poder hacer desarrollos y nuevos radiofármacos para darle al ciudadano una posibilidad que tienen pocos países”. La Radiofarmacia, además, prevé un laboratorio de investigación.
El doctor en Física, Sergio Suárez. |
¿Cómo es el proceso?
Ante un eventual estudio para diagnosticar cáncer, se suministra al paciente una sustancia radiactiva unida a una molécula “que tenga, a su vez, una afinidad biológica con el tejido cancerígeno a investigar”.
“Si una persona tiene cáncer en los pulmones, por ejemplo, se le inyecta una droga afín que irá a alojarse y acumularse con prioridad al pulmón. La célula cancerígena se caracteriza por comer el alimento del ser humano. Por eso lo debilita. Los demás tejidos no se alimentan; solo las células cancerígenas”, ejemplifica Suárez.
Una vez producido el radiofármaco, se inyecta una pequeña dosis mientras se lo coloca al paciente en una camilla con forma de tubo que tiene detectores de radiación (equipo PET) a fin de detectar las radiaciones acumuladas en los tejidos afectados por el cáncer.
“De esta forma, el médico accede a un mapeo 3D de la zona afectada por el cáncer. Es extraordinario”, reconoce Suárez.
Control de calidad
La ingeniera nuclear Analía Soldati ingresó al proyecto de la Radiofarmacia en 2016. Asumió como responsable de Control de Calidad en la Radiofarmacia de la Fundación Intecnus.
“Para producir un radiofármaco hay toda una serie de pasos. Es una cadena. El último paso es el control de calidad. De esta forma, uno se asegura que lo producido no tenga contaminantes y sea apto para ser inyectado a un paciente”, aclara Suárez.
Soldati remarcó que son necesarios, al menos, unos 10 controles físicos, químicos, nucleares y microbiológicos. “Estos radiofármacos viven poco y hay que hacerlos rápida y eficientemente antes de inyectarlos al paciente. Los controles de calidad se realizan adentro de la Radiofarmacia. Por eso, está el acelerador, por un lado, y la radiofarmacia con sus celdas de síntesis y su laboratorio de control de calidad, por otro”, remarca.
Esta doctora en Ciencias destaca la participación de exestudiantes y docentes del Instituto Balseiro en el grupo de trabajo. “Además, tenemos colaboración con los estudiantes e investigadores del Centro Atómico Bariloche. La idea es hacer investigación, desarrollo y docencia. Será un lugar de prácticas y desarrollos de nuevos radiofármacos”, confía Soldati.
Destaca además la posibilidad de producir el iodo-123 que se usa en oncología pediátrica -ya que permite suministrar dosis menores que otros radiofármacos-. “No se le puede dar una dosis tan alta a un niño. Y, como dura muchas horas se puede exportar”, dijo.
Invap lleva a cabo la obra civil con un sistema de ventilación adecuado
“Ya tenemos la tecnología nueva y avanzamos en la formación de recursos humanos”, afirma Suárez en relación al proyecto.
El Ciclotrón (acelerador de iones que permitirá producir radiofármacos) fue adquirido a la empresa belga IBA durante el segundo gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Por falta de fondos y recursos humanos hubo retrasos en el proyecto hasta ahora.
En este momento, la empresa Invap está a cargo de la obra civil para concretar su instalación en un sector del edificio del Instituto de Tecnologías Nucleares para la Salud (Intecnus).
Explican que lo más complejo es el sistema de ventilación porque existen radioisótopos volátiles que afectan la salud de los trabajadores en caso de ser respirados.
Toda la instalación se construye bajo el cumplimiento de las normas de la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN) y la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat).}
Argentina produce radiofármacos en ciudades como Buenos Aires y Mendoza, entre otras. Pero hay centros en Santa Cruz, Formosa y Córdoba que avanzan en la instalación y montaje de ciclotrones.
Medidas de seguridad por la radiación
Además de Súarez y Soldati, dos químicos, una asistente de calidad, un operador de ciclotrón y un responsable de radioprotección conforman el equipo.
“¿Protección para quiénes? -planteó Suárez-. Para nosotros mismos, para el medioambiente y el público, a fin de cuidarnos de las radiaciones y evitar sacar cualquier material contaminado de adentro de la instalación. Son medidas muy estrictas, parecidas a las que conocimos para el Covid”.
La puesta en marcha de este proyecto permitirá abastecer la demanda de radioisótopos de Intecnus y la de otros centros de la región que hacen estudios de Medicina Nuclear.
Años atrás, los diagnósticos de cáncer no se podían realizar en Bariloche debido a la falta de un tomógrafo por emisión de positrones (PET).
Fuente: RN