Investigadores de la Universidad Nacional de Entre Ríos trabajan en la limpieza de efluentes industriales de la industria avícola mediante el uso de algas.
Alga Scenedesmus Obliquus. |
El proceso es conocido como ficorremediación y en las pruebas de laboratorio demostró ser más eficiente que el tratamiento con productos químicos. También podría ser usado para generar energía.
Las aguas que deshecha el frigorífico Las Camelias, al igual que tantos otros instalados en Entre Ríos, deben evitar que aguas residuales caracterizadas por presentar altas concentraciones de materia orgánica, nitrógeno, fósforo, grasas y sólidos suspendidos lleguen sin tratamiento a los cursos de agua. Tradicionalmente, este tipo de efluentes suele ser remediado con métodos químicos que demandan grandes cantidades de energía.
En el pasado, la empresa había intentado remediar sus efluentes industriales mediante el uso de algas, pero sin buenos resultados. Sin embargo, volvieron a intentarlo, esta vez en asociación con un grupo de investigadores de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER), que propuso la utilización de una cepa local de una microalga que crece en el río Uruguay y que se adaptó muy bien al compuesto a remediar.
Los efluentes de la industria avícola trasladan grandes cantidades de contaminantes que resultan difíciles de absorber por los ríos y que generan una eutrofización, es decir, que la sobreabundancia de nutrientes crea una sobrepoblación de algas que impide la entrada de luz al cuerpo de agua. Esto impide que haya fotosíntesis en el fondo de los lechos acuáticos y se reduce la producción de oxígeno en el agua, mientra que aumenta la demanda de oxígeno por la descomposición orgánica.
Tras el tratamiento de ficorremediación de los efluentes –como se llama a la descontaminación de agua mediante el uso de algas– se observó una disminución superior al 90% de las concentraciones de nitrógeno, fósforo, calcio, hierro y demanda química de oxígeno –lo que los ubica por debajo de los límites establecidos por la regulación provincial–, mientras que las concentraciones de sodio y zinc se redujeron en el orden del 50%. Además, no resultó necesario emplear agua dulce para la dilución del efluente, facilitando de esta manera el crecimiento de la microalga.
La especie utilizada por los especialistas es Scenedesmus obliquus, alga que tiene la particularidad de ser muy resistente a las altas concentraciones de nutrientes que presentan los efluentes y a las variaciones de acidez y temperatura. El cambio de condiciones que genera en el efluente hace que bacterias peligrosas para la salud como la Escherichia coli no puedan sobrevivir en él. Como agregado, estas algas capturan el fósforo y nitrógeno, que pueden usarse como fertilizante orgánico o para la producción de biodiesel.
El grupo de investigadores ya atravesó pruebas de laboratorio y está realizando el escalado para la construcción de un reactor de 60.000 litros en la planta de tratamiento. La investigadora del CONICET Mariana Jimenez Veuthey trabaja en el proyecto como parte de su trabajo de doctorado en Ingeniería en el Laboratorio de Análisis de Metales en Alimentos y Otros Sustratos (LAMAS) de la UNER, y le dijo a TSS: “Vamos a hacer un biorreactor tipo raceway –que utilizan como dispositivo de impulsión una rueda de paletas para mantener el compuesto en suspensión– y es factible de llevar a escala industrial”. Jimenez Veuthey ya trabajó en este tipo de proyectos en España, donde realizó una maestría en Biotecnología Industrial y Alimentaria en la Universidad de Almería. “En Europa se están poniendo en marcha proyectos para remediar efluentes domiciliarios urbanos en predios de 10 hectáreas mediante el uso de estos sistemas”, agregó.
Biorreactor tipo raceway. |
Ante la consulta de TSS sobre cómo surgió el contacto con el frigorífico, Jimenez Vauthey recordó: “Cuando volví de España, desde la UNER quería seguir con este proyecto de investigación e interactuar con empresas. La primera instancia fue una jornada que se hizo en Concordia y surgió el interés de algunos productores. Posteriormente, hubo personas que trabajan en la actividad privada dentro de la Facultad que me comentaron sobre esta empresa avícola y empezamos a tener contacto ya que estábamos en lo mismo”.
Si bien el sistema de remediación no es complejo y tiene la ventaja de que es económico y fácil de llevar a cabo, su puesta a punto requiere de una capacitación al personal, como toda tecnología que se incorpora en una industria. “Como investigadora de la UNER con beca del CONICET mi objetivo es implementar este tipo de biorreactor en diversas industrias e incluso en el tratamiento de las aguas domiciliarias de Concordia. La idea sería trabajar con este sistema para limpiar efluentes pero también para generar bioenergía a partir de esos residuos”, sostuvo la especialista.
Fuente: TSS