El hallazgo de científicos de Rosario podría permitir, en el futuro, que se desarrollen cultivos aptos para adaptarse a condiciones de sequía o suelos pobres en minerales.
El Dr. Javier Palatnik, director del Laboratorio de Biología del ARN del Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario, e integrantes de su grupo. |
Científicos de Rosario identificaron mecanismos claves que regulan el microentorno o “nicho” donde se alojan las células madre que originan las raíces de las plantas, lo cual podría permitir el desarrollo futuro de cultivos con raíces más robustas o adaptables a sequía y a suelos pobres en minerales.
“Hemos dado un paso en esa dirección”, afirmó a la Agencia CyTA-Leloir el director del avance, el doctor Javier Palatnik, director del Laboratorio de Biología del ARN del Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR), dependiente del CONICET y de la Universidad Nacional de Rosario (UNR).
En su constante búsqueda de agua y minerales disueltos, las raíces crecen en nuevas regiones del suelo. Y, para hacerlo, un grupo de células se divide y diferencia a partir de un nicho de células madre.
Ahora, la revista “The Plant Cell” describe el modo en que Palatnik y sus colegas determinaron el grupo de factores necesarios para que ese nicho se establezca de manera adecuada.
Mediante experimentos con Arabidopsis thaliana (un modelo vegetal que comparte genes con el trigo, maíz y otros cultivos), los investigadores de Rosario comprobaron que tres genes – GIF1 o AN3, GIF2 y GIF3– son cruciales para el normal desarrollo del nicho, en particular de una región especifica llamada centro quiescente.
“Inesperadamente, constatamos que los tres genes tienen dos funciones diferentes. No sólo regulan a las células madre sino también la proliferación de células que derivan de ese nicho”, afirmó la doctora María Florencia Ercoli, primera autora del estudio y también investigadora del IBR.
Las herramientas generadas en este trabajo pueden ser aplicadas para modificar la estructura del sistema radicular (raíces) de plantas de interés agronómico, afirmaron Palatnik y Ercoli. Por ejemplo, se podría modificar la expresión del gen GIF1, que regula la velocidad de crecimiento de las raíces.
Del avance también participaron Antonella Ferela, Juan Manuel Debernardi, Ana Paula Perrone y Ramiro Rodríguez, también del IBR.
Fuente: Agencia CyTA