Científicos argentinos y de otros países diseñan estructuras nanométricas que inhiben gérmenes que producen enfermedades infecciosas y contaminan alimentos.
Los doctores Galo Soler-Illia y Germán Gómez. |
Un estudio internacional liderado por científicos argentinos hizo posible el diseño y fabricación de “jaulas moleculares” capaces de inhibir bacterias que causan problemas sanitarios y pérdidas en la industria alimenticia. El trabajo fue publicado en la revista “Dalton Transactions”, que es el órgano oficial de la Real Sociedad de Química del Reino Unido.
Los investigadores crearon estructuras con poros de tamaño nanométrico que podrían recubrir superficies en hospitales o industrias alimentarias. “Podrían evitar infecciones nosocomiales o la contaminación de productos”, indicó a la Agencia CyTA-Leloir el doctor Galo Soler-Illia, investigador principal del CONICET y decano del Instituto de Nanosistemas (INS) en la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), quien participó en el estudio.
Soler-Illia y sus colegas diseñaron y fabricaron en el laboratorio una serie de compuestos inorgánicos que pertenecen a una familia llamada redes metal-orgánicas o MOFs (del inglés “metal organic frameworks”). “Estos compuestos son una especie de ‘jaulas moleculares’ formadas por átomos metálicos que están enlazados mediante moléculas orgánicas, que actúan a manera de barrotes”, explicó el primer autor del trabajo, el doctor Germán Gómez, investigador del INS y de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).
El equipo de investigadores desarrolló la síntesis de MOFs basados en elementos metálicos inusuales como bismuto, zinc e indio. Y corroboraron en experimentos que las suspensiones de partículas de esos compuestos inhibieron patógenos microbianos tales como Escherichia coli, Salmonella enterica serovar Typhimurium y Pseudomonas aeruginosa.
El efecto contra los gérmenes estaría mediado por la liberación de cationes (iones positivos) que son inocuos para la salud humana en las condiciones exploradas, afirmó Gómez.
De acuerdo con Soler-Illia una de las facetas interesantes de estos MOFs es que los iones metálicos y los conectores moleculares utilizados no son excesivamente costosos, “lo que permite vislumbrar su producción a mayor escala de manera sostenible para posibles aplicaciones en la salud, en el sector de la alimentación y en otros sectores productivos”.
El estudio también aportará datos a los proyectos que impulsa Hybridon, una empresa de base biotecnológica conformada por trabajos previos de los grupos de investigación de la CNEA, UNSAM y UBA. Y que aspira, entre otros proyectos, a fabricar recubrimientos antibacterianos para reducir infecciones intrahospitalarias.
Del avance también participaron otros investigadores de UNSAM-CNEA, de Francia, Bélgica, Brasil, Colombia y España.
Fuente: Agencia CyTA