Con nanotecnología y junto a colegas de España, investigadores de Mendoza se acercan al diseño de dispositivos manuales de pocos milímetros para realizar análisis de salud o control de calidad de alimentos.
Equipos tradicionales de laboratorio que se usan para analizar muestras de salud o para garantizar la calidad e inocuidad de los alimentos podrían ser reemplazados por dispositivos de unos pocos milímetros. La miniaturización de estos equipos podría permitir grandes ahorros en insumos y costos.
No muy lejos de ese objetivo se encuentra un equipo de científicos de Argentina y España que trabajan con la tecnología de “lab-on-a-chip”, cuya filosofía es realizar todas las operaciones involucradas en un análisis (procesamiento de muestra, separación, detección y análisis de datos) en un solo dispositivo portátil de pequeño tamaño y bajo costo.
“Las posibilidades son ilimitadas: desde el diagnóstico de enfermedades, al control de calidad de alimentos o el monitoreo ambiental”, indicó a la Agencia CyTA-Leloir una de las responsables principales del proyecto, la doctora María Fernanda Silva, jefa del Grupo de Química Analítica Verde del Instituto de Biología Agrícola de Mendoza (IBAM), dependiente del CONICET y de la Universidad Nacional de Cuyo.
Los investigadores desarrollaron un “chip de electroforesis” que permite realizar análisis en el lugar de toma de muestra sin necesidad de contar con un laboratorio especializado. Consta de una placa de vidrio con microcanales que funcionan como “guías” para transporte de muestras y realiza la detección electroquímica con nanomateriales.
Según explicó Silva, el chip fue probado con éxito en la determinación de melatonina, una hormona del sueño que se encuentra en concentraciones mínimas en la sangre.
Pero este tipo de enfoque también podría aplicarse en el desarrollo de sensores y lenguas electroquímicas que permitan evaluar la calidad de alimentos regionales, tales como vinos, aceites de oliva, mieles, leche, cerveza y conservas. “Es un tema de investigación prioritaria”, indicó la investigadora principal del CONICET.
A mediano plazo, el grupo de Silva busca transferir esta metodología mediante el desarrollo de dispositivos comerciales que puedan ser utilizados por cualquier persona sin necesidad de entrenamiento previo.
El avance, descrito en la revista científica “Electrophoresis”, es fruto de una colaboración internacional con el grupo “MINYNANOTECH” dirigido por el doctor Alberto Escarpa de la Universidad de Alcalá de Henares, en España. Y se desarrolló en el contexto de la tesis doctoral del doctor Federico Gómez, actualmente becario posdoctoral del CONICET en un régimen de co-tutela entre esa universidad española y la Universidad Nacional de San Luis.
Fuente: Agencia CyTA