El Glifotest es un sensor para detectar el herbicida de manera rápida y sencilla en muestras de agua, suelo y alimentos, mediante bacterias modificadas genéticamente.
Inspirados en el popular test de embarazo, un grupo de estudiantes y docentes de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) está desarrollando el Glifotest, un dispositivo que podría servir para detectar glifosato en muestras de agua, suelo y alimentos, entre otras, de manera rápida, efectiva y económica, sin la necesidad de utilizar equipamientos complejos y costosos que se encuentran en laboratorios.
La iniciativa se presentó recientemente en la competencia científica sobre biología sintética TECNOx, realizada en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, donde participaron distintas universidades de América latina. Allí, el proyecto de la FAUBA fue destacado con el “Premio al trabajo en comunidad y la colaboración”.
“La biología sintética es la ciencia y la técnica que se encarga de diseñar y construir bloques de genes que confieran a organismos características y funciones nuevas, que no existen en la naturaleza. Bajo este contexto se decidió desarrollar un test de detección de glifosato, en principio en muestras de agua, mediante una coloración diferencial de bacterias Escherichia coli modificadas genéticamente. A este dispositivo lo llamamos Glifotest”, explicó Pablo Peralta Roa, investigador de la cátedra de Genética de la FAUBA.
Peralta Roa se embarcó en el proyecto en agosto de 2015 junto a Sergio Ghio, también docente de la misma cátedra, y a un grupo de siete estudiantes de las carreras de Ciencias Ambientales y de Agronomía de la FAUBA, quienes también contaron con el apoyo del jefe de cátedra Gustavo Schrauf. El equipo se completa con los estudiantes Evelina María Caparros Frentzel, Ximena Romano, Victoria de la Paz Bernasconi Torres, Daniel Franck, Luis Francisco Magni, Guillermo Saá y Lautaro Castro.
El grupo se conformó específicamente para participar de TECNOx, basado en la competencia internacional de biología sintética iGEM, donde se propone que un instructor graduado (docente o investigador) ofrezca un espacio, un marco institucional y contención a un grupo interdisciplinario de estudiantes de grado para que desarrollen un trabajo científico que aborde un problema regional. La idea es que los estudiantes sean quienes elijan el problema, diseñen el proyecto y lo ejecuten.
“Queríamos encarar una problemática con impacto social desde la biología sintética”, dijo Castro. Al respecto, se refirió al “elevado uso y abuso del glifosato (ingrediente activo de varios herbicidas utilizados a escala mundial para el control de malezas en áreas agrícolas y urbanas), que generó polémicas en cuanto a problemáticas de tipo social y ambiental, y que preocupa a la población por su presencia no deseada en alimentos y por sus efectos sobre la salud humana, sin descartar la contaminación que conlleva en los ecosistemas edáficos y acuáticos”.
“Hay estudios que indican haber detectado glifosato en insumos sanitarios y de higiene personal masivo tales como gasas, hisopos, toallas femeninas, pañales, entre otros. Por eso quisimos hacer un biosensor de glifosato rápido, efectivo y económico”, agregó Peralta Roa, y señaló que la iniciativa permitiría obtener importantes ventajas frente a las técnicas actuales: “Para detectar glifosato hoy se necesita un equipo costoso de laboratorio y profesionales especializados. En cambio, con la bacteria modificada genéticamente y fijada a una cinta de plástico, cualquier persona puede realizar el test en su casa o incluso en el arroyo que le genera inquietud”.
“Al poner una gota de agua o de una solución hecha a partir de muestras de suelo, alimentos o lo que queramos analizar sobre la tira reactiva, la bacteria se hidratará y se teñirá de un color azul intenso ante la presencia de glifosato”, sostuvo, y advirtió que hasta ahora el proyecto se encuentra en la fase experimental: “Hemos aislado los genes necesarios a partir de otros microrganismos e insertado en nuestra bacteria para que cumpla con la función deseada. Pronto sabremos cómo se comporta la misma a distintas concentraciones de glifosato”, adelantó.
En primera instancia, las investigaciones apuntan a desarrollar un dispositivo para saber si hay presencia o no glifosato en una muestra. Sin embargo, en el futuro la iniciativa también podría permitir detectar diferentes concentraciones del herbicida, a partir de distintos colores.
Fuente: SLT