viernes, 7 de marzo de 2014

En Rosario, la Argentina ya cuenta con una plataforma de descubrimiento y diseño de fármacos

Repatriado del Programa Raíces, el Dr. Claudio Fernández dejó el Instituto Max Planck de Göttingen –Alemania- y llegó a Rosario con un objetivo claro. Su idea –ya en marcha- era disponer en nuestro país de Plataformas de descubrimiento y diseño de fármacos, uno de los principales motores económicos para el desarrollo socio-económico a nivel mundial.


”Parece una utopía, pero es así. Es la Primera Plataforma en su tipo en Latinoamérica, es el segundo Instituto Max Planck en su tipo, en Latinoamérica y está en la Argentina”. Más precisamente en Rosario, nos dijo el Dr. en química Claudio Fernández quien retornó al país hace 8 años -procedente de Göttingen- con un claro objetivo.

”Desde que llegué en el año 2006 comencé a informarles a las autoridades nacionales de la importancia de que la Argentina y el continente dispongan de Plataformas para Descubrimiento de Fármacos, porque son uno de los principales motores económicos para el desarrollo socio económico a nivel mundial”.

Investigador del Conicet y director del Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario, informó que la Plataforma se inauguró en octubre de 2013. ”Un edificio nuevo de 1500 metros cuadrados. Tenemos 6 unidades que van desde la química combinatoria hasta modelos animales, que nos van a permitir iniciar y terminar todo el ciclo de descubrimiento y diseños de fármacos con fase preclínica en la Argentina”.

Encarado como desarrollo estratégico, tendrá recursos humanos altamente capacitados en el exterior, tras una experiencia clave con el propio Claudio Fernández, en Alemania.

”Se formaron conmigo en Göttingen, y luego se especializaron en las distintas áreas -que tienen que ver con descubrimiento de fármacos- que están volviendo a la Argentina porque el gobierno nacional ha invertido 5 millones de dólares para permitir que se desarrolle este Proyecto”.

La inversión incluye poderoso instrumental, necesario para los investigadores repatriados y entrenados en sitios de excelencia en Alemania, Inglaterra y España.

Ya instalados en Rosario, dijo Claudio Fernández..”Hay áreas en las que nosotros vamos a tener que cumplir todas las fases. La fase temprana, la tardía y el desarrollo clínico de los fármacos, como son enfermedades endémicas. Chagas, dengue, lehsmaniasis o distintos tipos de malaria que afecte a nuestros ciudadanos sudamericanos, y que ninguna farmacéutica va a entender, porque eso no le reporta ninguna ganancias”.

Asimismo, reveló que las investigaciones de otras enfermedades implicarán estrategias distintas..”En enfermedades como cáncer de pulmón, y enfermedades neurodegenerativas –como Parkinson y Alzheimer- en las cuales tenemos reconocido prestigio internacional, llegados a cierto punto de una fase preclínica, vamos necesariamente –por los costos- a tener que asociarnos con una Farmacéutica y venderle la patente para avanzar a la fase clínica en pacientes humanos”.

Claudio Fernández aventuró posibles ganancias en fármacos que podamos descubrir a partir de esa inversión inicial de 5 millones de dólares. ”Un fármaco que entra en una fase clínica de aquí al año 2020, 2022 en el área de cáncer de pulmón o en el área de enfermedades neurodegenerativas, ¿sabés cuál es el poder de ganancia de ese fármaco? Cinco mil millones de dólares.
Se ha multiplicado por mil. Esto es algo que Sudamérica se merece desarrollar porque va a consolidar todo el proceso sociopolítico y económico de la Región”.

Fernández señaló que el camino se allana cuando se invierte en tecnología. En 2006..”Se compra el primer Resonador Magnético Nuclear de Alta Resolución, de 600 megahertz, que salía un millón de dólares”. Esto le posibilitó a Claudio Fernández continuar en Rosario una investigación iniciada en el Instituto Max Planck de Göttingen.

”Nosotros demostramos que si ponen en nuestras manos tecnología de última generación, lo usufructuamos de la mejor manera y posicionamos al país en el plano mundial”. Fernández investigó el agente agresor que daña y termina matando a las neuronas dopaminérgicas causando la enfermedad de Parkinson. Es una molécula o proteína. ¿Su nombre?..”Alfa sinucleína. En determinado estadío de la vida de la neurona, fundamentalmente relacionado con la vejez pero que también puede darse en estadíos tempranos por exposiciones a distintos factores ambientales o genéticos comienza a disfuncionar”.

Nuestro entrevistado pudo identificar y describir el agente agresor, y cómo daña y aniquila a las neuronas correspondientes..”Ambos aspectos eran desconocidos hasta el año 2005. La primera fase de estos aspectos, es decir, identificar y describir cómo es el agente agresor lo hice con mi Grupo en Alemania, en Göttingen, en el Instituto Max Planck de Biofísica y Química”.

Allí, precisó Fernández..(T. 67..”El 70% de los recursos humanos del laboratorio eran de la Universidad Nacional del Litoral y de la Universidad Nacional de Rosario. Biotecnólogos básicamente. Y el Laboratorio era conocido por esa situación como la little Rosario”.

La segunda etapa, para intervenir terapéuticamente en la enfermedad, la completó tras su regreso a Rosario, en 2009. De hecho, esta investigación sirvió de base a uno de los premios Nobel de Medicina 2013, el Dr. Thomas Südhoff. ”Se doctoró y posdoctoró en el Instituto Max Planck de Biofísica Química en el cual yo también desarrollé mi posdoctorado. Somos Grupos que nos comunicamos cotidianamente. Los trabajos de Thomas son contemporáneos con los nuestros. Y sí, se puede chequear que nos citamos mutuamente los autores, y el 30% de su trabajo es en el área de la proteína alfa sinucleína y ha utilizado mucha de nuestra información para avanzar en sus resultados”.

Claudio Fernández ponderó, asimismo, los vínculos de nuestra ciencia con la Sociedad Max Planck. ”La Sociedad Max Planck es la segunda productora de Premios Nobel a nivel mundial, luego de la Universidad de Harvard. Esos son nuestros socios hoy. Lo que te habla un poco de la capacitación de los Recursos Humanos en la Argentina”. Esto sólo puede darse en el marco de una Política de Estado para el sector, en cuyo caso el tiempo pasa a ser un aliado. El ejemplo compartido hoy, es un testimonio que permite seguir alimentando la esperanza de un mejor y más sólido futuro.

Fuente: www.cienciaenlavidriera.com.ar