Se trata de Un nanovehículo que transporta una vacuna y es guiado por una molécula diseñada para impactar en el lugar exacto del organismo y así combatir eficaz y localmente las enfermedades.
Brucella Ovis. |
“El trabajo conjunto de la biología molecular y la nanotecnología abren nuevas oportunidades para la prevención y tratamiento de enfermedades en animales, hasta ahora sin cura”, asegura Carlos Robles, investigador del INTA y uno de los responsables. Se trata de un proyecto ambicioso, que busca el desarrollo de vacunas transportadas al interior del organismo por nanovehículos y timoneadas por una molécula diseñada por técnicos argentinos y norteamericanos.
Desde el Laboratorio de Brucelosis Animal del INTA Bariloche, Robles y su equipo se encuentran trabajando con antígenos de una bacteria llamada Brucella y, en particular, la Brucella ovis, causante de la brucelosis en ovinos. La enfermedad, presente de manera notable en la Patagonia, en donde genera importantes pérdidas para el sector agropecuario, no tiene una respuesta específica y efectiva por los medios tradicionales.
Por esta razón, en alianza con el Laboratorio de Bionanotecnología del INTA Castelar, dirigido por Ana Laura Zamit y Juan Sebastián Pappalardo, la investigación busca en las herramientas de la nanotecnología una posible solución al problema.
“En el campo de la sanidad animal, una de las líneas de trabajo más importante reside en la vehiculización de antígenos, mediante micro o nanovehículos, hacia células específicas del sistema inmunitario para generar una respuesta más eficiente del organismo y la producción de anticuerpos específicos para ciertas enfermedades”, comenta Robles.
Diseñados a partir de nanopartículas, los nanovehículos o, más estrictamente, los liposomas, son capaces de transportar una gran variedad de moléculas, tales como azúcares, genes, antígenos, etc. Pero la innovación incorporada en estas miniaturas, tan grandes como un virus, reside en una molécula desarrollada y patentada por el INTA y la Universidad de Northeasten de Estados Unidos, que tiene la capacidad de direccionar el liposoma hasta células específicas, en donde descarga su contenido.
“Esta molécula es de interés para el proyecto porque tiene la propiedad de unirse específicamente a un receptor de las células dendríticas. Estas son las únicas células del sistema inmunológico capaces de disparar cierto tipo de respuesta inmune necesaria para atacar enfermedades como la causada por la Brucella ovis, entre otras. El disponer de una molécula de síntesis que se adhiere específicamente a las células dendríticas es de gran valor, ya que puede ser fácilmente anclada a nanovehículos, como por ejemplo liposomas, que carguen antígenos de interés para llevarlos hacia estas células. Esta tecnología se conoce como direccionamiento de antígenos transportados en nanovehículos”.
El proyecto ha concluido la etapa de inoculación de la vacuna en roedores y en poco tiempo más se harán estudios sobre el suero de los animales para determinar la producción de anticuerpos contra la Brucella ovis. Además, los investigadores destacan que el modelo de vacunas sobre el que trabajan es, en realidad, una plataforma, que de resultar exitosa podrá ser utilizada para transportar otros antígenos y combatir otro tipo de enfermedades.
Sobre el financiamiento, Robles destaca que: “La primera parte del proyecto que se realizó en Estados Unidos fue costeada por fondos de la universidad de ese país. Luego comenzamos a trabajar con líneas del INTA, a la vez que presentamos la idea a diferentes organismos de financiación. Actualmente, tenemos un proyecto aprobado por la Fundación Argentina de Nanotecnología y estamos esperando por el resultado de otros concursos a los cuales nos hemos presentado para obtener fondos de investigación”.
Fuente: UNSAM
Por esta razón, en alianza con el Laboratorio de Bionanotecnología del INTA Castelar, dirigido por Ana Laura Zamit y Juan Sebastián Pappalardo, la investigación busca en las herramientas de la nanotecnología una posible solución al problema.
“En el campo de la sanidad animal, una de las líneas de trabajo más importante reside en la vehiculización de antígenos, mediante micro o nanovehículos, hacia células específicas del sistema inmunitario para generar una respuesta más eficiente del organismo y la producción de anticuerpos específicos para ciertas enfermedades”, comenta Robles.
Diseñados a partir de nanopartículas, los nanovehículos o, más estrictamente, los liposomas, son capaces de transportar una gran variedad de moléculas, tales como azúcares, genes, antígenos, etc. Pero la innovación incorporada en estas miniaturas, tan grandes como un virus, reside en una molécula desarrollada y patentada por el INTA y la Universidad de Northeasten de Estados Unidos, que tiene la capacidad de direccionar el liposoma hasta células específicas, en donde descarga su contenido.
“Esta molécula es de interés para el proyecto porque tiene la propiedad de unirse específicamente a un receptor de las células dendríticas. Estas son las únicas células del sistema inmunológico capaces de disparar cierto tipo de respuesta inmune necesaria para atacar enfermedades como la causada por la Brucella ovis, entre otras. El disponer de una molécula de síntesis que se adhiere específicamente a las células dendríticas es de gran valor, ya que puede ser fácilmente anclada a nanovehículos, como por ejemplo liposomas, que carguen antígenos de interés para llevarlos hacia estas células. Esta tecnología se conoce como direccionamiento de antígenos transportados en nanovehículos”.
El proyecto ha concluido la etapa de inoculación de la vacuna en roedores y en poco tiempo más se harán estudios sobre el suero de los animales para determinar la producción de anticuerpos contra la Brucella ovis. Además, los investigadores destacan que el modelo de vacunas sobre el que trabajan es, en realidad, una plataforma, que de resultar exitosa podrá ser utilizada para transportar otros antígenos y combatir otro tipo de enfermedades.
Sobre el financiamiento, Robles destaca que: “La primera parte del proyecto que se realizó en Estados Unidos fue costeada por fondos de la universidad de ese país. Luego comenzamos a trabajar con líneas del INTA, a la vez que presentamos la idea a diferentes organismos de financiación. Actualmente, tenemos un proyecto aprobado por la Fundación Argentina de Nanotecnología y estamos esperando por el resultado de otros concursos a los cuales nos hemos presentado para obtener fondos de investigación”.
Fuente: UNSAM