Es el primer trabajo a nivel mundial que abre el camino para la identificación de los genes de floración de ese cultivo clave para la humanidad.
Los doctores Alessandro y Galmarini del INTA. |
Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Bruno Geller-. La zanahoria está en el top-ten de los cultivos vegetales en el mundo, tanto en área destinada a la producción como en términos de valor de mercado. Ahora, un estudio de investigadores argentinos podría beneficiar a productores de todas las latitudes.
Los científicos identificaron marcadores ligados a los genes que regulan la floración de las zanahorias. A partir de este hallazgo, “estamos en condiciones de crear herramientas para controlarlos y así mejorar el rendimiento del cultivo”, indicó a la Agencia CyTA uno de los autores, el doctor Claudio Galmarini, investigador del INTA, del CONICET y de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Cuyo.
Esos marcadores son una región del genoma cercana a donde se encuentran genes que controlan la floración. Para florecer, las plantas deben recibir horas de frío y estímulos de luz cuando los días se alargan en primavera. Los marcadores ahora hallados se asocian a los genes responsables de la percepción de las horas de frío, un fenómeno que se conoce como “vernalización”, destacó Galmarini.
La floración prematura no es deseable ya que deteriora la calidad de las zanahorias y las torna inadecuadas para su comercialización.
“A mediano plazo el desarrollo de estos cultivos estará disponible para los productores”, afirmó el investigador del CONICET.
Los resultados del avance fueron publicados en la revista internacional Theoretical and Applied Genetics.
En el estudio también participaron otros investigadores de INTA, como la doctora María Soledad Alessandro, y científicos de la Universidad de Wisconsin y del Departamento de Agricultura de Estados Unidos.
En nuestro país se producen anualmente cerca de 250.000 toneladas de zanahorias. El valor de la producción, considerando al sector productivo, mayoristas y minoristas alcanza los 280 millones de pesos. El principal destino es el mercado interno, aunque se exportan alrededor de 2.000 toneladas de raíces que representan un ingreso de alrededor de un millón de dólares.
Esos marcadores son una región del genoma cercana a donde se encuentran genes que controlan la floración. Para florecer, las plantas deben recibir horas de frío y estímulos de luz cuando los días se alargan en primavera. Los marcadores ahora hallados se asocian a los genes responsables de la percepción de las horas de frío, un fenómeno que se conoce como “vernalización”, destacó Galmarini.
La floración prematura no es deseable ya que deteriora la calidad de las zanahorias y las torna inadecuadas para su comercialización.
“A mediano plazo el desarrollo de estos cultivos estará disponible para los productores”, afirmó el investigador del CONICET.
Los resultados del avance fueron publicados en la revista internacional Theoretical and Applied Genetics.
En el estudio también participaron otros investigadores de INTA, como la doctora María Soledad Alessandro, y científicos de la Universidad de Wisconsin y del Departamento de Agricultura de Estados Unidos.
En nuestro país se producen anualmente cerca de 250.000 toneladas de zanahorias. El valor de la producción, considerando al sector productivo, mayoristas y minoristas alcanza los 280 millones de pesos. El principal destino es el mercado interno, aunque se exportan alrededor de 2.000 toneladas de raíces que representan un ingreso de alrededor de un millón de dólares.