miércoles, 28 de septiembre de 2022

Presentaron el mini auto eléctrico Hamebolt CR-2

El CR-2 es un biplaza muy liviano con una autonomía de 60kms y pensado para entornos únicamente urbanos; desarrollado por la empresa mixta Hamelbot, se carga en un toma corriente común.

La empresa mixta Hamelbot presentó en la Costanera de Posadas el CR-2, el cuarto auto eléctrico “made in Argentina” que se producirá en serie y saldrá al mercado en 2023 una vez que se completen las homologaciones.

Después del Tito (San Luis), el Volt (Córdoba) y el Sero Electric, el CR-2 llega para ocupar otra franja del mercado de los autos eléctricos, y tiene como marca distintiva su diseño moderno, con líneas futuristas y fabricado en fibra de vidrio y carbono, que lo hace uno de los más livianos del mercado.

Tiene una longitud de 2,51 metros, casi 30 centímetros más corto que el Tito, una altura de 1,61 metros y un ancho en la parte de adelante de 1,66 metros que se va angostando en la trocha trasera, donde las dos ruedas posteriores tienen una separación mínima. El CR-2 solamente tiene dos plazas, para conductor y acompañante.

Funcionará con una batería de litio de 60V que se recarga en un tomacorriente común en seis horas, un motor Brushless de 1.5kW y tendrá una autonomía de 100 kilómetros. Está pensado únicamente para usos urbanos.

Fue creado por ingenieros y diseñadores industriales sub-30 en las instalaciones que Hamelbot tiene en el Parque Industrial de Posadas, trabajando al mando de Martin Bueno, el CEO de esta empresa.

Bueno es un científico y emprendedor tecnológico que hace unos años se cruzó con el ministro de Educación de Misiones, Miguel Sedoff, en una convención en Dubai y terminó aceptando la invitación para radicarse en Posadas y formar una empresa mixta que hoy diseña y fabrica nanosensores para los drones de la Fuerza Aérea, colectivos eléctricos y cuatriciclos eléctricos, entre otros productos.

“Ahora empieza una etapa que estimamos durará unos dos o tres meses para recibir la homologación del INTI”, explicó Bueno en diálogo con LA NACION.

El plan de Hamelbot es salir al mercado con el CR-2 en 2023 y empezar a recibir órdenes de compra, aunque el precio aún no ha sido especificado por la empresa misionera, aunque se especuló extraoficialmente con un monto cercano a los US$10.000.

Bueno destaca del CR-2 tres características: “El diseño, bastante futurista e innovador, que fue hecho en Misiones, el motor más chiquito que sea posible, algo que se pudo lograr porque la carcaza es liviana y el sistema de TAAS (Transport As A Service), para compartir el vehículo cuando quieras, con quien vos decidas”.

Como sus pares puntano, bonaerense o cordobés, el CR-2 es un vehículo categoría L7 lo cual implica que solamente podrá circular por espacios urbanos sin poder salir a rutas o autopistas.

Además del diseño del chasis y la carrocería, en Hamelbot también desarrollaron la computadora de a bordo.

“Ya tenemos dos naves listas para empezar la producción en serie y estamos esperando para definir una fecha para el lanzamiento comercial”, detalló Bueno.

“Creo que más allá de lo material, la filosofía, la visión para la incorporación de la tecnología y los jóvenes es lo más importante, en especial, en su aspecto creativo, pero a su vez en su formación. Detrás de esto hay jóvenes misioneros formados en nuestra provincia y que ponen en práctica su formación en escuelas técnicas o en claustros universitarios”, explicó el gobernador, Oscar Herrera Ahuad.

Misiones es una provincia que se embarcó desde hace unos años en una política de orientar la educación hacia la tecnología. Creó la primera Escuela de Robótica del país y fundó FAN-IOT cuyo brazo de movilidad eléctrica es la firma Hamelbot.

Con FAN-IOT planea lanzar un mini-satélite o cube sat (tiene 10 cms por 10 cms) en octubre del año próximo, un proyecto que está en pleno desarrollo y por el cual recibió fondos de Fontar (Fondo Argentina de Tecnología) y del Cofecyt (Consejo Federal de Ciencia y Tecnología) por $30 millones y repatrió a Pablo Reimondi, un científico de la CONAE que trabajaba en Falda del Carmen, especializado en el lanzamiento de cohetes.

Fuente: LN