Investigadores de la UBA desarrollaron una técnica para producir la proteína Spike del virus SARS-CoV2 en lepidópteros, con el objetivo de ser usada en kits de diagnóstico de COVID-19.
Oruga Medidora Rachiplusia. |
Recibieron financiamiento de la Agencia I+D+i del MINCYT y crearon una empresa de base tecnológica.
Investigadores que trabajan en el insectario de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires desarrollaron una técnica para producir la proteína Spike del virus SARS-CoV2 a bajo costo, con el objetivo de ser usada en kits de diagnóstico de COVID-19. El proceso consiste en inyectar un virus modificado genéticamente en larvas de mariposas para que estas sean las encargadas de producir la proteína de interés. El virus está modificado de manera que permita producir la proteína Spike pero no pueda transmitirse entre los insectos.
El grupo de investigación ya se encontraba trabajando en diferentes tipos de lepiróptedos, por lo que ya conocían muy bien las especies y su potencialidad. La pandemia les obligó a reorientar su investigación para poder encontrar soluciones contra la COVID-19.
Usualmente, la proteína Spike se produce a partir del cultivo de células humanas infectadas. Este procedimiento lo hace costoso, difícil de escalar y con gran riesgo de que se pierdan las colonias de células. El método propuesto por el grupo de investigación de la UBA es más confiable porque mantener vivas a las larvas de mariposas es más simple que hacerlo con un grupo de células aisladas.
Manuel Pacín, doctor en Ciencias Biológicas por la UBA y uno de los fundadores de la empresa recientemente formada para llevar adelante el proyecto, bautizada Trebe Biotech, le dijo a TSS: “La idea surgió a partir de una vinculación con el Instituto de Nanobiotecnología de la UBA. Ellos trabajan en distintas estrategias de producción de proteínas recombinantes y desde hace más de 10 años empezamos una relación en la que nosotros les proveíamos insectos para hacer las pruebas y poco a poco nos fuimos involucrando en lo que hacían, conociendo que existía una dificultad para producir estas proteínas a escala y que estas pudieran llegar al mercado y a los usuarios nacionales e internacionales. Siempre estuvo la intención de hacer algo en conjunto y, con la llegada del coronavirus, tuvimos un empujón para ver qué podíamos hacer. Obtuvimos financiamiento específico y con eso pudimos hacer un desarrollo que fue muy rápido, en cuestión de meses ya lo estábamos produciendo”. El proyecto fue uno de los seleccionados en la Convocatoria EBT COVID-19 organizada por el Fondo Argentino Sectorial (FONARSEC) de la Agencia I+D+i del MINCYT.
Con el método que desarrollaron se pueden producir diversas proteínas. El proceso se inicia a partir de un baculovirus –virus de insecto utilizado como vector para la expresión de proteínas– inyectado en larvas, de las que, tras un período de incubación, se extrae la proteína por distintos procesos de cromatografía y se la purifica. Una de las innovaciones del proceso es que, a diferencia de otros sistemas en los que se usan grandes biorreactores con células, en este caso se prescinde de ellos y se usan directamente las larvas como fábricas. Además, los niveles de expresión de la proteína en las larvas son mayores que en las células.
El baculovirus tiene una modificación para que se reproduzca dentro de las larvas pero no se transmite entre ellas, por eso hay que infectarlas. Esto es para evitar los riesgos de diseminación del virus. “Nosotros tenemos pegado a nuestra puerta un insectario gigantesco adonde se producen las larvas y hay que mantenerlo seguro de cualquier contaminación biológica del baculovirus”, explicó Pacín.
El proyecto surgió apadrinado por AgIdea, la empresa que produce las larvas para la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA. Uno de los pasos fundamentales para escalar la producción es tener una disponibilidad de larvas muy grande y este laboratorio tiene 14 años de experiencia produciendo centenares de miles de larvas de distintas especies. Trebe Biotech está incorporando nuevos recursos humanos para sumar a los nuevos desarrollos y, además de Pacín, los otros socios del proyecto son Mariano Battista y Gonzalo Grigera, fundadores de AgIdea.
“Nuestros volúmenes de producción de la proteína en este momento son del orden de los miligramos pero nos gustaría llegar a producir centenares de miligramos. Eso va a depender de la demanda y de que surjan otros desarrollos. Tenemos especial interés en las vacunas animales, que son tecnologías que requieren grandes cantidades de proteínas. En diagnóstico, actualmente estamos usando kits Elisa, que requieren cantidades relativamente pequeñas, pero solo se pueden hacer en laboratorios especializados. Nuestro objetivo sería llegar a poder proveer o desarrollar tiras reactivas del tipo lateral flow, que requieren cantidades mucho mayores y en las que el antígeno representa un costo muy importante. Por lo tanto, si reducimos este costo, se puede hacer más viable la tecnología”, explicó Pacín. Ese tipo de tiras reactivas permiten hacer testeos de anticuerpos en cinco minutos, con altos de grados de confiabilidad y permiten una evaluación visual de los resultados sin necesidad de instrumentos electrónicos.
Fuente: TSS