El logro de un grupo internacional de científicos liderados por Martín Ezcurra, investigador del CONICET en el MACN, fue publicado en la revista Nature.
Representación artística de un lagerpétido. Imagen: R. Nogueira. |
Un equipo internacional de paleontólogos liderados por el investigador del CONICET en el Museo Argentino de Ciencias Naturales "Bernardino Rivadavia" (MACN), Martín Ezcurra, logró develar uno de los grandes misterios de la paleontología: detectar cuáles fueron los parientes más cercanos de los pterosaurios.
Los primeros fósiles de pterosaurios se habían encontrado a fines del siglo XVIII y revelaron que tenían particularidades únicas dentro del universo de los reptiles. Entre las características principales de los pterosaurios –que si bien están dentro del linaje de las aves son animales completamente diferentes– se sabía que tenían los miembros anteriores modificados como alas. Y que esas alas estaban formadas por una membrana sostenida por el cuarto dedo de la mano, que tenían hiperdesarrollado. “Las alas de los pterosaurios son membranosas, mientras que las de las aves están formadas por plumas”, diferencia Ezcurra. Sin embargo, los paleontólogos de todo el mundo no lograban saber, hasta ahora, cuál era su origen, ni qué animales eran los que más se les emparentaban.
“Saber el origen de los pterosaurios era muy importante para entender, por ejemplo, cómo se originó su vuelo”, explica Ezcurra, que desde hace años sitúa sus investigaciones en el origen de los dinosaurios, pero nunca se había propuesto develar el origen de los pterosaurios. Fueron una serie fortuita de acontecimientos los que lo llevaron a descubrirlo.
La historia de este nuevo paper comenzó en 2017, cuando un grupo de paleontólogos del MACN se puso a estudiar un esqueleto de un lagerpétido –una especie precursora de los dinosaurios, de la que también aún se sabe muy poco– que se había hallado en 1966 en La Rioja. Mientras estudiaban las patas y las caderas de ese ejemplar, se encontraron con restos de mandíbula que no estaban en sus cálculos. Ese fue el primer indicio que a los paleontólogos les generó dudas: ¿era efectivamente un fósil de lagerpétido, o se trataba de una especie desconocida?
La única manera de saberlo era comparándolo con otros fósiles de lagerpétidos. En 2007 y 2009 otros fósiles de lagerpétidos habían sido hallados en Estados Unidos, y en 2016 en Brasil. Ezcurra viajó a Brasil en 2018, por otras razones, y terminó dando con los materiales del lagerpétido identificado allí en 2016. Entre los huesos vio una mandíbula, que se asemejaba mucho a la de ese ejemplar que estaban estudiando en el MACN, lo que le hizo pensar que efectivamente se trataba de la mandíbula de un lagerpétido. Pero también se encontró con otros fósiles que mostraban características más identificables en los pterosaurios. “Un colega de EEUU también estaba encontrando huesos nuevos de lagerpétidos, y también había empezado a ver características que compartían con los pterosaurios”, recuerda Ezcurra. “Así nos dimos cuenta de que las evidencias que tenía cada grupo apuntaban a que los lagerpétidos quizás fueran formas cercanas a los pterosaurios”.
Para poder demostrarlo de forma robusta y contundente, necesitaron agrupar todo en una sola investigación. Así, dieciocho investigadores de seis países -Argentina, EEUU, Brasil, Reino Unido, Alemania, Italia- terminaron conformando el equipo que publicó recientemente el paper de Nature con esta investigación.
Parientes cercanos
Históricamente, a los largerpétidos se los había considerado más emparentados con los dinosaurios que con otros grupos de reptiles. “Nosotros con esta nueva información hicimos un análisis y encontramos que los lagerpétidos en realidad estaban más cercanamente emparentados a los pterosaurios que a los dinosaurios. Y de hecho, pudimos comprobar que son los animales conocidos hasta el momento más cercanos a los pterosaurios”, señala Ezcurra.
Esta reveladora investigación sobre el origen de los pterosaurios, al decir del científico, “abre un nuevo paradigma para poder entender el origen de los pterosaurios y de su vuelo. De hecho, una de las cosas que vimos que emparentan más a los lagerpétidos y los pterosaurios son diferentes características vinculadas al sistema neurosensorial”. Para comprobarlo, usaron avances tecnológicos como las microtomografías computadas, similares a los tomógrafos de hospitales pero para escanear huesos de menor tamaño, y pudieron reconstruir el cerebro y el oído interno de los pterosaurios y de los lagerpétidos.
“Pudimos ver que el cerebro tiene el flóculo muy desarrollado en los pterosaurios, un área del cerebro que le permite procesamiento de información sensorial. Eso mismo vimos en los lagerpétidos. A su vez el oído interno tiene características únicas para lagerpétidos y pterosaurios, lo que los hace animales ágiles, ya que el oído es el principal órgano del equilibrio en los vertebrados, y sensa el movimiento en la cabeza de los animales”, explica Ezcurra.
Ahora bien, si tanto los pterosaurios como los dinosaurios vivieron en la misma época y fueron contemporáneos, ¿por qué entonces se los conoce mucho más a los dinosaurios que a los pterosaurios? “Por una cuestión de marketing”, señala Ezcurra. “Las películas los mostraron más. Pero los pterosaurios son de los animales fósiles más conocidos. Muchas veces el público los confunde con los dinosaurios, y no eran lo mismo. Eran otro tipo de reptiles, cercanos, pero no eran dinosaurios. De hecho, debido a que el origen de los pterosaurios era tan incierto, y al encontrar a los lagerpétidos como las formas más emparentadas a los pterosaurios, también esto sustenta más que los pterosaurios estaban cercanamente emparentados a los dinosaurios. También indica que los lagerpétidos y los pterosaurios compartieron un ancestro en común entre sí más cercano que cualquier otro reptil”.
A partir de esta publicación, el objetivo a futuro es estudiar más en detalle a los lagerpétidos, para conocer mejor su anatomía y qué implicancias tenían, “qué comían, cómo se movían, y como están vinculados al origen de los pterosaurios”. Con esos datos, se podría llegar a saber algo que continúa aun siendo una incógnita: cómo se originó exactamente el vuelo en los pterosaurios.
“Hace cinco años no hubiese imaginado poder encontrar información sobre el origen de los pterosaurios entre los supuestos precursores de los dinosaurios. Además, es una de las temáticas más misteriosas dentro de la paleontología de los vertebrados, y algo en lo que siempre quisimos poder contribuir. Entender cómo evolucionó la vida en ese periodo es muy importante para comprender mejor cómo se dan patrones y procesos macroevolutivos a lo largo del tiempo geológico”, se entusiasma Ezcurra.
Fuente: Conicet