lunes, 17 de febrero de 2020

Alumnos de escuela técnica desarrollaron un fertilizante orgánico

Egresados de una escuela técnica de Tandil desarrollaron un fertilizante orgánico y lograron producir su primer lote de 7000 litros para un productor ganadero bonaerense que lo probará en pasturas.


Su principal objetivo es lograr un fertilizante ecológico, con buen rendimiento y adaptado a la producción actual.

Un trabajo grupal durante la cursada de sexto año de la Escuela de Educación Secundaria Técnica 2 “Felipe Senillosa” se convirtió en un fertilizante orgánico que ahora busca su lugar en el mercado. La idea tenía la premisa de cambiar una de las prácticas más instaladas y cuestionadas en la producción agropecuaria actual: el uso de fertilizantes que utilizan químicos dañinos para el medio ambiente y la salud de las personas. Por eso, desde un principio, el principal objetivo fue lograr un fertilizante sustentable y adaptado a la producción actual.

La función de un fertilizante es nutrir, recuperar y activar la vida del suelo, fortalecer la fertilidad de las plantas y estimular la protección de los cultivos contra insectos y enfermedades. Para el trabajo de Química, los estudiantes consultaron bibliografía sobre diversos desarrollos de fertilizantes orgánicos y, a partir de lo relevado, decidieron crear su propia fórmula con la materia prima de la zona.

En diálogo con TSS, Agustín Molina, miembro del equipo, dijo: “Hoy sabemos que las cosas que se usan para producción de alimentos no son lo óptimo para tener una nutrición saludable. Con nuestro producto notamos un cambio muy importante en el rendimiento de variedades como los tomates cherry, con mucha más cantidad de flores y frutos más grandes, con mayor cantidad por racimo”.

Tras analizar el costo de producción y las posibilidades de comercialización, llegaron a la conclusión de que podría ser un proyecto rentable, además de sustentable desde el punto de vista ambiental, ya que muchos de sus insumos son residuos de los productores de Tandil.

En una primera etapa, este fertilizante, al que bautizaron Biocuno, comenzó a venderse en ferias y a través de Internet para floricultura, ya que es un prototipo que todavía no cuenta con las certificaciones necesarias para poder ser vendido de manera libre para su uso en producción de alimentos.

La materia prima principal del fertilizante es la bosta de vaca y su orín, harina de roca (roca molida) y melaza, entre otros componentes que atraviesan un proceso de fermentación natural que demanda alrededor de un mes. Posteriormente, el producto es filtrado y así se obtiene un fertilizante concentrado. Como subproductos también hay un sustrato para macetas, metano, ácido sulfídrico y dióxido de carbono. “Al metano queremos usarlo para darle temperatura constante a los fermentadores”, mencionó Molina.

Otros miembros originales del equipo son Tomás Armendari, Nacho Gilabert y Lucas Celse, a los que se sumaron amigos que los han ayudado a llevar adelante el proyecto, como Julián Heinz, Pablo Altamirano, Franco Molina, Mariano Elías, Federico Barragan, Maximiliano Acosta, Ramiro Hernegui y Manuel García Brito.

Recientemente, entregaron un lote de 7000 litros de Biocuno que hicieron para un productor ganadero de Las Flores, en la provincia de Buenos Aires, que quiere realizar una prueba para reemplazar fertilizantes sintéticos por orgánicos en un campo de 20 hectáreas. “Es un productor al que le importa mucho cuidar el ecosistema. Quiere dejar de usar agroquímicos porque dice que no puede pasear por su campo después de fumigar, entonces quería probar con un producto inocuo. Vamos a hacer una prueba en pasturas que luego las van a ingerir vacas de cría y recría”, sostuvo Molina.

Este pedido fue un desafío para el grupo, ya que hasta ese momento estaban haciendo lotes de 300 litros, con lo que fue un salto importante en su producción. El fertilizante será aplicado durante el mes de febrero y más adelante se comparará el rendimiento dentro del campo con otros lotes que usan agroquímicos. Mientras tanto, buscarán avanzar en los requisitos regulatorios y de certificaciones para que Biocuno pueda ser comercializado para todo tipo de producción agrícola.

Fuente: TSS