Un equipo conformado por investigadores de las carreras de Ingeniería Industrial, Electromecánica y Electrónica diseñó un prototipo de cosechadora de té, en base a las demandas del sector en la región.
El objetivo principal fue mejorar la producción tealera a gran escala.
La Argentina es el 9º productor mundial de té y el 95 por ciento de su producción se exporta. Estados Unidos es el principal comprador con el 70% de las exportaciones. Le siguen Chile y Alemania.
Las exportaciones de té argentino están controladas por cuatro empresas familiares, tres de origen misionero y la otra de Buenos Aires. Todas tienen similar tamaño y poderío económico, y en conjunto controlan al menos el 60% de los envíos del producto al exterior.
Teniendo en cuenta este contexto, la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Misiones (UNaM) se propuso diseñar una cosechadora de té. Tras varias instancias de evaluación, el equipo de investigadores construyó el prototipo en conjunto con la empresa "Metalúrgica Lory". La propuesta de diseño - financiado por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación- estuvo orientada a preservar las condiciones de inocuidad y calidad de la materia prima recolectada (brotes del té), la maniobrabilidad del equipo y las condiciones de higiene y seguridad del operario en su puesto de trabajo. En esta entrevista, la investigadora María Dekun, explica en detalle cómo fue el proceso.
- ¿Cómo surge la idea del prototipo de la cosechadora?
- En el 'Clúster del Té', una organización que se constituyó formalmente en el 2007, surgió la posibilidad de generar esa asociación y armar una planificación estratégica donde se presentaron líneas de trabajo. Dentro de esas líneas prioritarias se incluía la modernización tecnológica, porque todo el sector tealero, tanto el secadero, los exportadores y los productores, hablaron de la necesidad que tenían de avanzar en tecnología para el sector primario, porque lo hubo en los secaderos en automatización, pero para el sector primario hacía 40 años que seguían trabajando con la cosechadora sobre el tractor. De ahí surge la convocatoria a través del Fondo Tecnológico Argentino del Ministerio de Ciencia y Tecnología de una línea específica de desarrollo de maquinarias para el sector tealero.
- ¿Cuál fue el rol de la UNaM en ese momento?
- Como institución participamos en la elaboración de propuestas e hicimos un taller para priorizar qué desarrollo se iba a presentar y qué necesitaban las personas que utilizaban esos equipos. Organizamos un taller e invitamos a todos: a los secaderos, a los productores, a los que presentan servicios y trabajan con las máquinas, y expusieron dos demandas bien concretas. Unos dijeron: necesitamos hacer una máquina que se ocupe de las labores culturales (una poda que se hace cada tantos años para que el té brote). Y otros: hay que desarrollar una cosechadora que sea específica para el té. Decían ‘nosotros estamos muchas horas cosechando el té, desde las 5 hasta las 8 de la noche sentados en el tractor adaptado’. Siguieron las reuniones para pensar qué trabajo presentar. Nos reunimos con las empresas de metalúrgicos. Una empresa se dedicó al desarrollo del prototipo de la máquina de poda fuerte con todos sus accesorios, y otra al desarrollo de la cosechadora. Como Universidad participamos en la formulación del proyecto y en el desarrollo tecnológico, en la innovación del prototipo y luego en el proceso de fabricación. Los proyectos pasaron por todo el proceso de evaluación y así arrancaron. En la etapa de diseño se trabajó con los empresarios y después vimos las capacidades locales.
- ¿La fabricación fue enteramente misionera?
- Sí, todo fabricado en Misiones. Es un chasis nuevo, en el cual está montado todo el equipo de corte, la recolección y la descarga. Tiene una cabina, se manipula con un joystick, es todo hidráulica. Tiene gran maniobrabilidad, y trabajamos mucho sobre la seguridad; en las cosechadoras montadas en el tractor, el trabajador no tenía cobertura ART porque no era una máquina diseñada para eso. Entonces, la cuestión de la ergonomía y seguridad de ese puesto de trabajo fue una de las premisas en las que se basó el desarrollo y de esa forma se llegó a esa máquina.
En la Provincia existen cuatro grandes empresas y siete cooperativas. Cuando se definieron los requerimientos funcionales se pensó en desarrollar un equipo que esté orientado a una empresa que presta servicios de cosechas y a una empresa o cooperativa que tenga el equipo y preste el servicio a todos sus socios. Por eso es una máquina grande y tiene una capacidad de carga de mil kilos. Por la maniobrabilidad, se traduce en un mayor rendimiento en la cosecha y el recorrido se hace más rápido.
- ¿Cómo siguió el proceso de prueba?
- Después vino el proceso de construcción, que se hace en el taller metalúrgico y se volvieron a hacer varias modificaciones de lo que era el diseño y se llegó al plano conforme de ahora. En paralelo, se llevaba toda la gestión del proyecto. Así se llega a finalizar la construcción del prototipo y los ensayos acá. Eso fue muy interesante y emocionante. El desafío era probar eso en nuestros terrenos y ver si todas las premisas del diseño se cumplían. Funcionó y es un proceso que sigue.
- ¿Cómo fue la devolución de parte de los productores y las empresas y cuál es la proyección?
- Hasta ahora la máquina se expuso en la fiesta del té; se hicieron demostraciones, la empresa metalúrgica la trabaja en una de las grandes productoras del té para que la prueben. Hemos tenido muchas inquietudes de las empresas de la región que están interesadas, así que, seguramente, cuando se haga la fabricación en serie habrá modificaciones del proyecto original. En el medio, pasó algo muy interesante, que se contactó una empresa de Ecuador muy interesada y se hizo una exportación de una nueva máquina adaptada a los requerimientos del suelo en Ecuador.
Se realizó un estudio de costos para futuros desarrollos y seguir emprendiendo proyectos de estas características, participar en el desarrollo de las empresas y tener a nuestros estudiantes y profesionales inmersos en esos mecanismos de innovar, de introducir innovación al mercado local.
Fuente: Argentina Investiga