Un equipo del Ministerio Público Fiscal de la Ciudad de Buenos Aires desarrolló un sistema para predecir la solución de expedientes jurídicos simples.
El objetivo es agilizar procesos burocráticos y liberar tiempo para el análisis de los casos complejos. Cómo funciona y cuáles son los peligros del uso de algoritmos en sentencias judiciales.
¿Puede una máquina predecir la solución de un caso judicial en dos minutos? Un equipo multidisciplinario del Ministerio Público Fiscal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) cree que sí. Para lograrlo, junto con especialistas en inteligencia artificial desarrollaron Prometea, un sistema diseñado para predecir la solución de expedientes jurídicos simples.
El desarrollo fue presentado el pasado miércoles 22 de noviembre en la apertura del congreso Gobernanza Inteligente e Innovación Inclusiva, organizado por el Ministerio Público Fiscal en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA). El equipo creador de Prometea está liderado por dos funcionarios de la Justicia porteña: Juan Corvalán —fiscal general adjunto en lo Contencioso Administrativo y Tributario del Ministerio Público Fiscal— y Luis Cevasco —fiscal general adjunto a cargo de la Fiscalía General—.
El sistema se probó con 161 expedientes de temáticas consideradas factibles de tratar con este desarrollo. Entre ellas, cuestiones procesales, de caducidad, empleo público y derecho a la vivienda, en la que mostró una eficacia de 98%. “Estamos orgullosos de haber podido producir esta herramienta”, afirmó Cevasco. “Algo importante a remarcar es que entendemos la inteligencia artificial como la capacidad de analizar datos con mucha velocidad y proponer respuestas. No es la idea de este tipo de programas reemplazar a funcionarios judiciales y abogados. Es fundamental que atrás de Prometea siempre haya una persona de carne y hueso que, con su inteligencia natural, y no artificial, defina si la propuesta del sistema es adecuada o no”, agregó.
El sistema Prometea fue presentado el 22 de noviembre durante el congreso “Gobernanza Inteligente e Innovación Inclusiva”. |
Durante la apertura del Congreso, diversos especialistas advirtieron sobre el desarrollo asimétrico que presentan distintos países y ciudades de América Latina en aspectos como la digitalización de expedientes y procesos, que en muchos lugares de la región ni siquiera ha comenzado a realizarse.
Actualmente, Prometea está siendo probado en la Fiscalía General de la Ciudad y en la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). En la Fiscalía, el procedimiento parte de un expediente a dictaminar que no ha sido analizado por ninguna persona. Se carga el número de expediente y el sistema busca la carátula en la página del Tribunal Superior de Justicia de CABA, lo asocia con otro número a partir de ciertos patrones en común y posteriormente consulta la página del Poder Judicial porteño. “Lee” las sentencias de primera y segunda instancia, analiza más de 1400 dictámenes (emitidos durante 2016 y 2017), realiza algunas preguntas al operador para completar datos y emite la predicción.
Si bien la inteligencia artificial comienza a ser aplicada en muchos ámbitos y en sectores tan disímiles como transporte y salud, su aplicación en algo tan sensible como las sentencias judiciales despierta inquietudes y rechazos. De hecho, sistemas predictivos que se usan en Estados Unidos, como Compas, han sido criticados porque se basan en algoritmos que toman en consideración distinciones de raza y género, entre otras, lo que puede generar lo que se conoce como discriminación algorítmica.
Al respecto, Corvalán dijo: “En los lugares en los que presentamos Prometea siempre surgieron cuestionamientos. En primer lugar, por la posibilidad del desempleo. Pero la idea no es utilizar estos sistemas para desemplear, sino que sean una herramienta”. En segundo término, explicó: “En hasta un 80% de los casos la Justicia debe encargarse de resolver casos simples que, en términos generales, ya están resueltos. Sin embargo, el expediente demora en ser firmado porque debe ir y venir por el laberinto burocrático que ralentiza todo el proceso”.
“Prometea no va a trabajar sobre expedientes complejos, porque no va a tener con qué comparar, sino que su tarea es predecir sobre expedientes donde la Justicia ya tiene algo dicho. De esta manera, permite que la persona pueda destinar su tiempo a los casos complejos y evitar que se transforme en un autómata que solo controla números de expedientes y errores en algún párrafo”, sostuvo el fiscal. Y agregó: “Antes de rechazar la innovación, que es lo primero que surge, pensemos que ya estamos en una cadena de innovaciones y que esto es un salto cualitativo más”.
Lucía Bellocchio, representante de la CIDH, explicó que en ese organismo Prometea es utilizado en tres procedimientos: para la resolución del fondo de asistencia legal a las víctimas, para realizar notificaciones a los países que forman parte de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y como herramienta de búsqueda para rastrear precedentes. “Prometea hace en dos minutos lo que a la Corte le llevaba tres días”, aseguró. Además, permite traducir a los cuatro idiomas oficiales de la Corte: inglés, español, francés y portugués.
Corvalán —que publicó un extenso artículo sobre Prometea en el periódico La Ley— remarcó: “Todo esto no significa que Prometea sepa derecho. Es un sistema que lee patrones de información y detecta cuáles se corresponden con el caso presentado. No puede hacer el trabajo solo, pero lo acelera y permite que la Justicia no quede colapsada con miles de casos simples pero que demandan atención. Por eso, podemos decir que se trata de una tecnología disruptiva”.
Fuente: TSS