jueves, 11 de julio de 2019

IMPSA resurge de la mano de YPF

Una es la principal petrolera del país. La otra supo conocer su época de esplendor y busca volver al ruedo como la mayor metalmecánica mendocina con proyección internacional.


Ambas hacen sinergia para apostar a la producción hidrocarburífera, como parte de un millonario contrato para renovar parte del equipamiento de la refinería de Lujan de Cuyo.

“Es un contrato importante, que comenzó con la fabricación de un horno de grandes dimensiones. El hecho de haber sido recalificados como proveedores por parte de YPF de por si resulta un espaldarazo fundamental para nosotros en esta etapa”, evalúa Juan Carlos Fernández, CEO de IMPSA S.A., la nueva firma surgida del renacimiento del holding que durante décadas condujo Enrique Pescarmona.

El acuerdo contempla terminar de montar más de 270 toneladas del llamado Horno CH1,  de 22 metros de largo y 10 de diámetro, correspondiente al Topping 4, para reemplazar a otro de la unidad de coque que data de 1970. Capaz de procesar entre 9.000 y 10.000 metros cúbicos diarios, su función es tratar el crudo tras su ingreso a la planta a 380 grados para vaporizar ciertos componentes. Esta es la etapa inicial de la refinación de combustibles pero con una tecnología acorde a las exigencias del mercado actual.

Cabe recordar que tras caer en default en 2014, IMPSA atravesó un letargo de 4 años que culminó con la reestructuración accionaria y cambios en la conducción. Durante esa etapa, su situación financiera le impidió acceder a grandes licitaciones como las que encaró de la petrolera de bandera.

Según reseña Fernández, “durante treinta años fuimos líderes en la producción de este tipo de equipos para la industria petroquímica, incluso de exportación. En los últimos quince años salimos, un poco por la expansión de IMPSA en otros campos y otro poco por la caída de la demanda en Argentina. Pero con Vaca Muerta vimos un negocio importante como es el comienzo de otra etapa con el upstream que derrama en el downstream también”.

Para YPF es parte de una necesidad a corto plazo y también de adaptarse a lo que viene en la explotación no convencional. “Significa un avance en materia medioambiental porque asegura minimizar la liberación de dióxido de carbono y menor contenido de azufre en los combustibles. Pero también mejorar la capacidad de producción de  la refinería de Luján de Cuyo cuando empiece a ingresar la producción de Vaca Muerta”, señalan desde la compañía, que ostenta el “índice de conversión” (obtención de combustibles y subproductos derivados como el plástico) más elevado del país.

Con ese fin, la principal petrolera argentina viene de efectuar un paro de planta en enero y prevé repetirlo para junio. Todo para que el nuevo horno provisto por IMPSA empiece a funcionar en julio. Todo es parte de una inversión cercana a los U$S14 millones, mayormente centrada en bajar de 500 a 350 ppm (partes por millón) el contenido de azufre en sus combustibles, según la normativa Euro que ya rige a nivel internacional.

El horno es una parte del gigantesco operativo en marcha. De acuerdo a datos brindados por YPF, aproximadamente 1.000 personas, entre propias y contratadas, intervienen en el paro de mantenimiento del complejo, que le da trabajo a 15 pymes locales. Las tareas involucran, además del mencionado Topping 4, las unidades de Vacio, Platforming y Unifining, en un amplio operativo que, entre otras cosas, requiere de 9 grúas de 750 toneladas cada una.

Unidad de negocios

Fuera de los proyectos desarrollados para represas como Embalse Rio Tercero y los eólicos pensados en el marco del RenovAr nacional desde IMPSA Wind, una unidad de negocios clave, el primer gran emprendimiento encarado de la mano de YPF tras el “renacimiento” de IMPSA es el nacimiento de su nueva unidad de negocios Oil & Gas.

El contrato como proveedor de equipamiento para la Refinería de Luján es el puntapié inicial para los nuevos planes que el holding liderado durante años por los Pescarmona. Esto implicó rearmar en tiempo record la división Oil & Gas del establecimiento de Maipú: la adjudicación del contrato fue a fines de diciembre, con la condición de entregar y montar el horno en un plazo de 4 meses.

Traslado del horno CH1 de crudo hacia la refinería Luján de Cuyo.
Foto: Diario Luján.

“Trajimos nuevamente a nuestros expertos. No requirió una inversión relevante pero sí una gran planificación ponerla en marcha. Y subcontratar al menos a tres pymes para este trabajo puntual”, advierte el CEO de la firma proveedora.

Llegar a tiempo exigió asignar 150 trabajadores (100 de IMPSA y 50 subcontratados) abocados al proyecto durante seis días a la semana en dos turnos diarios de 10 horas. Sucede que el gigantesco horno de 100 toneladas para la destilería lujanina es parte de la mega inversión de U$S1.000 millones para los próximos cinco años que ya empezó a ejecutar YPF en Mendoza.

De acuerdo al cronograma previsto, al momento de salir esta revista debía completarse el montaje con el segundo envío desde Maipú hasta Lujan.

Más contratos

Pero el horizonte es más ambicioso. Tecpetrol, Axion, Shell y Pan American Energy, que ya empiezan a desembarcar en el mega bloque de hidrocarburos no convencionales con proyectos de exploración propios, no pierden el tiempo en avanzar con licitaciones de equipos, que marchan a un ritmo de dos llamados semanales. En esa instancia, IMPSA se anota en la competencia como proveedor, tanto para los requerimientos de aquellas que tienen refinerías propias como para el upstream.

Separadores de gas y reactores son parte del expertise que IMPSA se prepara para explotar en esta nueva etapa. Y, si el futuro se materializa con iniciativas similares para otras destilerías, desde el seno de la compañía asumen que esta vez tendrán que ampliar “sustancialmente” tanto su planta como su nomina actual de 670 trabajadores sobre 750 en total concentrados en el holding que incluye a ICSA y otras unidades de negocio.

Por su parte, YPF empieza a darle forma a un ambicioso plan a partir del segundo semestre de 2019 que contempla “avanzar en otras fases de modernización hacia 2021”, siempre con foco excluyente en todo el potencial que conlleva el mega bloque hidorcarburífero no convencional que abarca toda la provincia de Neuquén y el sur de Mendoza.

Al respecto, la compañía adelantó que “nuestros equipos avanzan también en las ingenierías para comenzar con la adecuación de las unidades de destilación primaria para el futuro procesamiento de Shale Oil proveniente de Vaca Muerta”. Un ciclo al que desde IMPSA están muy atentos.

Un símbolo del renacer: la turbina numero 200 rumbo a Yacyretá

Para IMPSA no es un proyecto más, sino un prueba visible de su búsqueda por volver a jugar en primera en el sector energético. Las turbinas Kaplan, un sello del holding que simbolizan su época de esplendor, van por su unidad número 200 destinada a la represa de Yacyretá en el proyecto binacional que Argentina comparte con Paraguay.


Un 85% del doble centenar de Kaplan fabricadas por IMPSA se exportaron. Esta vez, es una de las 20 que, con una potencia de 155 megavatios, reemplazarán a las turbinas alemanas que originalmente equiparon la represa y que su administración dispuso sustituir por su obsolescencia a partir de 2016.

Así, la firma mendocina, en sociedad con capitales paraguayos como el consorcio Aravera, logró adjudicarse las primeras dos turbinas por U$S26 millones. Dejo atrás al grupo alemán Voith/Siemens, que había cotizado U$S66 millones y la austriaca Andritz, que oferto U$S35 millones.

Atrás quedaron los 4 años de restricción para participar en cualquier licitación importante debido al default. “Falta reemplazar otras 14 turbinas, que esperamos la administración de Yacyretá licite pronto”, se entusiasma un confiado Fernández.

Acuerdo con acreedores y renacimiento

Cual ave fénix, cabe recordar que la sociedad anónima con sede en Maipú, IMPSA, resurgió de las cenizas gracias al traspaso del 65% de su paquete accionario, corolario de casi 4 años en default, a un grupo de acreedores. Entre otros el BID, la Corporación Andina de Fomento, el BNDES brasilero, los bancos Nación y Galicia, y una lista diversa de otras entidades crediticias y fondos de inversión internacionales.

De hecho, si bien el cambio le costó a Enrique Pescarmona y su familia resignar su lugar como accionista mayoritario a manos de sus nuevos socios, implicó al mismo tiempo el retorno de Fernández a su sillón de CEO con el aval del flamante directorio tras un año sabático. Un directorio que, admiten quienes siguieron de cerca el devenir del proceso, valoró el rol del ejecutivo como piloto de tormentas durante la crisis financiera para llevar el barco a buen puerto.

Fuente: Área Tres