viernes, 4 de septiembre de 2015

El MINCYT realizó una encuesta para medir I+D en la Argentina

Una encuesta del MINCYT, para la que fueron relevadas 1225 organizaciones públicas y privadas, arrojó una alta concentración de las inversiones en investigación y un rol preponderante de empresas grandes y de aquellas con participación estatal.


“La Argentina esta asumiendo una posición de liderazgo en América Latina, similar a muchos países de Europa y del grupo de naciones desarrolladas”, señaló Pablo Angelelli, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en referencia a la generación de datos vinculados al estado de la innovación y de las actividades de investigación y desarrollo (I+D), durante la presentación de la nueva Encuesta sobre I+D en el sector empresario, que elaboró el Ministerio de Ciencia y Tecnología (MINCYT) con el apoyo del BID.

Para desarrollar este estudio, durante la segunda mitad de 2014 fueron encuestadas 1225 empresas públicas y privadas potencialmente intensivas en I+D, a las que se les consultó sobre el nivel de inversión y la cantidad de personal dedicado a esta actividad. Para esta tarea en particular, los especialistas contaron con la colaboración de la Fundación Observatorio Pyme.

“Como este es un panel acotado (de empresas), se trata de un piso y no es el dato total. Hay empresas que probablemente están haciendo I+D y se han escapado del relevamiento. Por eso la idea es que sea continuo, para ir incorporándolas a futuro”, explicó Guillermo Anlló, consultor del Centro Interdisciplinario de Estudios en Ciencia Tecnología e Innovación (CIECTI), que estuvo a cargo de este trabajo. Sin embargo, según Anlló, “es un piso bastante alto, lo hemos verificado con otras fuentes y me animaría a decir que abarca el 90 % de las empresas (que hacen I+D)”. Su colega Sebastián Balsells, de la Dirección Nacional de Información Científica del MINCYT, agregó que “la tasa de respuesta obtenida fue del 85 %”.

De los datos recolectados, se desprende que la inversión en I+D declarada para 2013 alcanza los 5047 millones de pesos, “lo que representa un cuarto de la inversión en I+D en términos nacionales; el 75 % restante está ejecutado por instituciones de ciencia y tecnología, universidades públicas y privadas y organizaciones sin fines de lucro”, detalló Balsells.

Además, 571 firmas declararon que hacen I+D, aunque se destaca la concentración de las inversiones, puesto que la mitad corresponde solo a 22 firmas, mientras que 84 empresas concentran el 80 % de la inversión y 145 alcanzan el 90 % del monto invertido en I+D relevado en el estudio. Entre ellas, las empresas con participación estatal mayoritaria son las que más invirtieron en promedio (53 millones de pesos durante el año 2013), aunque si se considera en porcentaje, sus inversiones alcanzaron el 17 % del total (852 millones de pesos), lo que representó un 5,9 % en relación con las ventas de estas compañías (que fueron solo el 3 % de la muestra).


Las grandes empresas, por su parte, fueron las que más invirtieron en I+D. Las multinacionales (el 34 % de la muestra), destinaron 2362 millones de pesos a este sector, lo que representó un 47 % del monto total y un 0,8 %  en relación a sus ventas. De manera similar, las nacionales invirtieron 1468 millones de pesos en I+D, lo que representó un 29 % del monto total invertido y un 0,6 % con respecto a sus ventas.

Por último, las Pymes fueron el grupo mayoritario en la muestra, que alcanzó un 51 %, pero sus inversiones en I+D solo representaron el 7 % del total (366 millones de pesos), un 4,1 % en relación con sus ventas.

Consideradas de acuerdo a los rubros en los que se desempeñan, las que más recursos destinaron a I+D fueron: farmacéutica, servicios de I+D/tecnología, semilleras y sustancias y productos químicos. Estos cuatro sectores representan mas de la mitad del monto destinado a I+D. “En cuanto a la composición de la inversión, más del 50 % se concentra en gastos en personal, casi un 30 % está destinado a otros gastos corrientes y el otro 20 % a gastos de capital”, detalló Balsells y aclaró que, a nivel sectorial, se ven “marcadas diferencias” en esta composición: “En el sector automotriz y autopartes, y en software y servicios informáticos, vemos una fuerte concentración de inversión en personal seguida por otros gastos corrientes. En contraposición, los sectores de minería y electrónica concentran su inversión en gastos en capital, que no solo es maquinaria y equipos sino también la infraestructura necesaria para realizar las actividades en I+D. Y un sector mas balanceado es el farmacéutico, adonde poco más del 50 % de la inversión estuvo destinada a personal y una proporción significativa a otros gastos corrientes”.


En particular, con respecto a los recursos humanos, los datos muestran que hay 10.514 personas dedicadas a estas actividades: el 39,7 % son técnicos, el 39,6 % investigadores y el 20,7 % se dedican a otras actividades vinculadas. “El personal de I+D en 2013 representaba el 10 % del total a nivel nacional. El 90 % restante se encuentra en universidades públicas y privadas, organismos de ciencia y tecnología y entidades sin fines de lucro”, puntualizó Balsells y destacó que “los recursos humanos abocados a las actividades de I+D acompañaron el incremento de la inversión: el 80 % fueron investigadores y técnicos”.

Nuevo indicador de I+D

Para llegar a estos resultados, los especialistas del MINCYT hicieron una revisión y un rediseño metodológico para estimar la inversión y el personal en I+D en las empresas. “Con la nueva metodología, la inversión registró un aumento del 30 % a valores constantes entre 2009 y 2013, representando para el último año un 25 % del total de la inversión en I+D”, dijo Balsells. Además, durante la presentación de los datos se explicó que con el nuevo cálculo se verificó que el esfuerzo realizado en inversión en I+D fue un 22 % superior al tradicionalmente estimado.

Al respecto, Gustavo Arber, director nacional de Información Científica del MINCYT,  explicó que este relevamiento contó con tres etapas. La primera de ellas comenzó en 2013 y consistió en rastrear experiencias internacionales sobre las metodologías utilizadas para estudios similares. La segunda se desarrolló durante 2014 e incluyó la construcción del padrón de empresas (puesto que había que identificar a quienes estuvieran trabajando en I+D) y de los formularios, así como la capacitación a encuestadores y la salida a campo. Y ya en 2015, durante la tercera etapa, se validaron los resultados y la metodología.


“Esta metodología va a ser el nuevo indicador anual de I+D en las empresas”, enfatizó Arber y adelantó que en septiembre encuestarán a un panel acotado de 350 firmas específicas del sector biotecnológico. “Es importante que el MINCYT lo incorpore como un revelamiento de rutina, no solo por esta única vez”, agregó.

Por su parte, Angelelli destacó que ahora la Argentina tiene un doble desafío: el de generar información rigurosa y oportuna, pero también trabajar en el análisis y la difusión de estos datos para que puedan ser utilizados para el diseño de políticas, ya que “muchas veces, las decisiones y el diseño de programas se hacen más en función de la experiencia personal y menos en función de las estadísticas”.

Fuente: TSS