jueves, 12 de marzo de 2015

Nuevo material antibacteriano y biodegradable para embalaje de alimentos

Fue hecho a base de proteína de soja y no sólo protege y mantiene la frescura de los productos alimenticios, sino que también retrasa el crecimiento de mohos, levaduras y bacterias.


Un equipo de investigadores de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) desarrolló un material biodegradable, antifúngico y antibacteriano a base de proteína de soja que podría utilizarse como embalaje de alimentos.

Se trata de un film transparente, similar a los embalajes plásticos tradicionales, que en contacto con los productos alimentarios no sólo los protege y mantiene su frescura, sino que retrasa el crecimiento de mohos, levaduras y bacterias. Además, presenta la ventaja de ser más económico que los sintéticos y puede ser elaborado a partir de residuos industriales.

Cecilia Álvarez Igarzabal, investigadora y docente de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Córdoba, comentó que “este trabajo surgió como parte de la tesis doctoral del ahora doctor Agustín González. Comenzamos a estudiar diferentes metodologías de síntesis para evaluar como utilizar materiales naturales y de uso cotidiano que, mediante esas modificaciones, dieran lugar a propiedades óptimas para embalajes”.

“En la primera etapa del trabajo –comentó Álvarez Igarzabal- logramos preparar películas biodegradables que tenían dos componentes. Uno de ellos fue obtenido a partir de un aislado de proteína de soja, y el otro componente es un poliacido láctico, que se lo sintetiza a partir de materiales naturales. De esta forma desarrollamos un film bicapa compuesto por ambos materiales”.
La primera capa, entonces, se elaboró a partir de una película que 

e forma a partir de un concentrado de proteínas de soja, muy abundante en Córdoba por la gran cantidad de cosechas de este vegetal y por ser uno de los principales residuos de las industrias aceiteras. “Al estar hecho con residuos hace que sea un material de bajo costo”, destacó la investigadora cordobesa.

La segunda capa está compuesta por poliácido láctico, un biomaterial que es de origen natural aunque también puede ser sintetizado por el hombre. El poliácido láctico mejora las propiedades mecánicas y la resistencia al agua del producto final y posee menor permeabilidad al vapor de agua, lo que permite conservar la humedad de los alimentos.

“La combinación con la capa de soja evita la penetración del oxígeno, minimizando la oxidación del contenido y, además, es capaz de contener agentes antifúngicos y antibacterianos y liberarlos de manera controlada. De este modo se logra el objetivo de retrasar la formación de hongos y bacterias”, resumió Álvarez Igarzabal.

Ambas capas tienen muy buenas interacciones, lo que permite que no se separen los componentes. Por otra parte se comportan de manera similar, son transparentes y las propiedades de cada uno se potencian en presencia del otro. Según la especialista de la UNC, “el nuevo film, con ambas capas, tiene muy buenas propiedades mecánicas, es resistente, inocuo para la salud humana y termo-sellable, lo que constituye una gran ventaja tecnológica en el envasado de alimentos a nivel industrial”.

Para comprobar la efectividad de este film, los investigadores cordobeses realizaron experimentos comparando cómo se conservan los alimentos con un embalaje comercial tradicional y con el film bicapa. Con el nuevo envase, la formación de mohos se retrasó trece días en tomates y ocho en manzanas respecto al embalaje tradicional. Por otra parte, un trozo de queso fresco sin envoltorio mostró deterioro al sexto día de almacenado, mientras que se conservó sin moho al recubrirlo con el film biodegradable.

Álvarez Igarzabal agregó que “los envases activos, como este, evitan la utilización de aditivos en los alimentos y su posterior ingesta en el consumo. Además la cantidad de agente activo que se aplica en el envase es menor que la que se añade en la comida”.

También destacó que “el material es biodegradable, es decir, que se descompone mediante la acción enzimática de microorganismos. La biodegradabilidad depende mucho del espesor y de la geometría del producto. En general, los films de bajo espesor tienen una alta velocidad de degradación. Pero, por ejemplo, las bandejas de plástico necesitan un período más largo de tiempo para degradarse. En nuestro caso particular, en estudios de enterramiento en suelo, se demostró que en contacto con la tierra el film bicapa se biodegrada en unos 75 días en un 80%”.

Finalmente, la investigadora aclaró que “todas las propiedades del film biodegradable fueron probadas a nivel de laboratorio, pero aún no se comercializa a pesar de que ya hay algunos interesados en el producto. Hay que seguir probándolo y hay que evaluar la factibilidad de producción en mayor escala”.

Fuente: Mi Club Tecnológico