jueves, 12 de marzo de 2015

FM protagonista de un nuevo salto tecnológico argentino

La Jefatura de Gabinete aprobó el contrato entre el Ministerio de Defensa y la empresa estatal de tecnología INVAP vinculado al Proyecto Sistema Aéreo Robótico Argentino (SARA), que contempla el diseño y desarrollo de aeronaves no tripuladas y blancos aéreos de alta velocidad. El Polo Industrial-Tecnológico para la Defensa, a través de Fabricaciones Militares y la Fábrica Argentina de Aviones (FAdeA), cumple un rol fundamental en la concreción de esta política estratégica que posiciona al país en una industria de alta complejidad y gran proyección internacional.


Los argentinos ya hemos constatado con orgullo los resultados de una política estratégica en el área científico-tecnológica, con hitos en el dominio de tecnologías complejas como las de satélites y radares. Ahora Fabricaciones Militares será parte de un desafío de la misma magnitud, el Proyecto Sistema Aéreo Robótico Argentino (SARA); y será la dueña de la tecnología habilitante para el desarrollo del Blanco Aéreo de Alta Velocidad, uno de sus componentes principales. El contrato entre el ministerio de Defensa e INVAP S.E., aprobado por la Jefatura de Gabinete de Ministros a través de la Decisión Administrativa 1/2015, abre el camino hacia la concreción de este trascendente salto al futuro.

El proyecto SARA, que representa una inversión de más de 2000 millones de pesos, supone el avance del país en el emergente campo de los Vehículos Aéreos No Tripulados (VANT), también conocidos como UAV, a través del desarrollo y fabricación nacional de prototipos operativos Clase II (hasta 50 kilos de carga útil, 12 horas de autonomía y hasta 150 kilómetros de alcance), y de Clase III (hasta 250 kilos de carga útil, 20 horas de autonomía y hasta 1200 kilómetros de alcance), además del desarrollo del paquete de tecnologías habilitantes para el diseño de un blanco aéreo de alta velocidad. La primera fase del proyecto, encomendada a INVAP, contempla la ingeniería de requerimientos funcionales y no funcionales de los sistemas y subsistemas, la definición de la solución técnica en materia de diseño (ingeniería básica) y la ingeniería de detalle, que incluye la generación de prototipos MET -Modelos de Evaluación Tecnológica- para las pruebas de factibilidad y suficiencia de las tecnologías aplicadas. La segunda fase sienta las bases de la transferencia tecnológica completa a Fabricaciones Militares y FAdeA, dueños de la propiedad intelectual, know-how, ingeniería y comercialización de los productos. El desarrollo de las líneas de producción y la fabricación en serie de los elementos respectivos a los VANT Clase II y III quedarán en manos de la empresa aeronáutica cordobesa mientras que FM será responsable de lo propio con los elementos correspondientes a la tecnología habilitantes para el Blanco Aéreo.

Los VANT Clase II utilizarán un motor a pistón de desarrollo nacional y los de Clase III serán bimotores y utilizarán una motorización turbohélice, a la vez que ambos serán construidos utilizando materiales compuestos. Los primeros cumplirán tareas de vigilancia en zonas de frontera e incorporarán una plataforma de sensores electroópticos ya desarrollada por el INVAP para la Armada Argentina en el marco del proyecto SADI (Sistema de Adquisición de Imágenes); los de la clase III, en tanto, añaden la posibilidad de operar más allá del alcance de su estación de control terrena, a través de enlaces satelitales o utilizando otros VANT de la misma clase como retransmisores. Además cargarán radares que le permitirán cumplir con sus tareas primarias, en la vigilancia de los límites del Mar Argentino y como complemento de los radares 3D que se están fabricando en nuestro país, monitoreando los “conos de sombra” producidos por la propia curvatura de la tierra.

Respecto del desarrollo del paquete de tecnologías habilitantes para el diseño de un blanco aéreo de alta velocidad (BAAV), destinado al entrenamiento de las Fuerzas Armadas, el contrato establece el requerimiento de un motor que alcance los 900 kilómetros por hora, que sea reutilizable al menos en 20 ocasiones y que este acondicionado para operar en ambientes navales. El BAAV además deberá poder ser programado y reprogramado en vuelo, y tener la capacidad de retornar al punto de origen o abortar su vuelo en caso de perder comunicación o sufrir alguna falla en el sistema de control.

El gerente general de FADEA, Tulio Calderón, indicó que  “la mejor manera de entender la magnitud de este proyecto es no hablar del Vehículo Aéreo No Tripulado sino pensar en un Sistema Aéreo No Tripulado, ya que todos estos robots pueden actuar de manera coordinada con la base en tierra y entre sí, compartiendo la información que recaban y retransmitiéndose órdenes de uno a otro”.

“Esta primera etapa –añadió Calderón- fijó como requerimientos las tareas de vigilancia, reconocimiento, adquisición de blancos, búsqueda y rescate, entrenamiento, recolección de datos científicos y enlace de datos. No se ha incluido el ataque entre las misiones requeridas en esta fase del proyecto”.

A su vez el subgerente General del INVAP, Hugo Albani, sostuvo que “esta iniciativa tiene un valor muy grande, es un proyecto de seis años y con una capacidad de derrame muy grande, en definitiva es mucho trabajo para proveedores nacionales”. Por otra parte, señaló que “en este caso se suma la participación de las Fuerzas Armadas, de Fabricaciones Militares, CITEDEF, FAdeA, el Instituto Universitario Aeronáutico de Córdoba, que van a ser parte fundamental en el desarrollo del Proyecto SARA”.

El secretario de Ciencia, Tecnología y Producción para la Defensa y titular de FM, Santiago Rodríguez, explicó en tanto que “cuando el proyecto SARA finalice su etapa de investigación y desarrollo, toda la ingeniería y los conocimientos tecnológicos necesarios para la producción de las clases II y III van a ser transferidos a FAdeA, mientras que los conocimientos requeridos para el BAAV van a ser transferidos a Fabricaciones Militares, y serán ambas empresas estatales las responsables de su producción, integrando como proveedoras a empresas Pymes tecnológicas nacionales”.

El Lic. Rodríguez destacó también que “el proyecto SARA es posible porque en Argentina existe una base tecnológica y de conocimientos con una historia y experiencia muy importantes, pero también porque hay otra base que es la decisión política de un proyecto de país que apuesta por el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la industria nacional”.

Fuente: FM