martes, 2 de febrero de 2016

Un grupo de científicos trabaja investigando los acuíferos del país

La hidrogeología estudia el agua subterránea y su relación con las rocas de su entorno. Adrián Silva Busso y su equipo investigan acuíferos cuaternarios en la Cuenca Chaco Paranaense, una reserva estratégica para el desarrollo del país. 

Laguna Böeckella, Bahía Esperanza, Antártida.

También trabajan en hidrogeología periglacial y antártica, y en acuíferos profundos, de importancia, tanto para el termalismo como para el fracking.

“Agua que le puedes al fuego, agua que agujereas la piedra, agua que estás en los cielos como en la tierra”, rezan los versos de Serrat. Y es al agua que está en la tierra, esa que la recorre subterráneamente, a la que dedican su investigación los integrantes del Grupo de Hidrogeología dirigidos por Adrián Silva Busso.

La hidrogeología es la rama de las ciencias geológicas que estudia la relación e interacción entre el agua y la roca en función de sus condicionamientos geológicos. Es también el estudio del origen y la génesis de las aguas subterráneas, su circulación, las formas de yacimiento, sus propiedades fisicoquímicas naturales, su captación, regulación, régimen, reservas, aprovechamiento y protección para su uso por las generaciones futuras.

“Básicamente, investigamos sobre aguas subterráneas”, confirma Silva Busso. Su investigación puede resumirse en tres líneas de trabajo: acuíferos cuaternarios en Cuenca Chaco Paranaense; acuíferos profundos, e hidrogeología periglacial y antártica.

“Los acuíferos cuaternarios de la Cuenca Chaco Paranaense son los más importantes del país y son una reserva estratégica, es decir de importancia decisiva para el desarrollo”, afirma. La Cuenca Chaco Paranaense es la región del país más poblada y de la que depende una de las principales actividades productivas: la agricultura, por lo que es la que más demanda este recurso subterráneo. “Los hidrogeólogos somos pocos; la región es inmensa, y el estado de conocimiento, pobre, en relación con otras áreas de la geología. Así que abordamos el tema desde dos aspectos: el estudio de los acuíferos en las unidades geológicas de origen fluvial y de edad plio-pleistoceno actual, concentrándonos más en Mesopotamia, y los acuíferos en sedimentos eólicos de edad cuaternaria-reciente en la costa y oeste de la provincia de Buenos Aires”, dice el investigador.

Los acuíferos profundos tienen relevancia en el contexto de su explotación para la producción energética (termalismo, fracking en petróleo). “El estudio de este tipo de acuíferos es consecuencia de mi tesis doctoral sobre el acuífero termal profundo de la región mesopotámica, que dejó experiencia en el estudio de estos escenarios hidrogeológicos y que hemos continuado como línea de investigación, adaptando nuestros objetos de estudio a las diferentes necesidades. Al principio, el tema lo dominaban los acuíferos termales, hoy vemos la necesidad de capitalizar la experiencia en estudios hidrogeológicos vinculados con la hidrofracturación”, explica.

La línea de hidrogeología periglacial y antártica es importante porque es una línea de investigación única en Antártida y tiene impacto en nuestro reclamo soberano. “Hemos logrado una evolución lenta pero constante de la investigación y creo que creativa. Somos uno de los pocos grupos (y fundadores a nivel mundial) de los estudios hidrogeológicos en la Península Antártica. Esto produjo una buena diversidad de trabajos publicados y libros especializados. Publicamos uno sobre el agua en la península antártica en el año 2009 y otro sobre glaciología y ambiente peri glacial, este año. También mantenemos una línea de investigación en glaciología y permafrost, con una amplia colaboración de colegas del Instituto Antártico Argentino. Incluso dictamos un curso de posgrado que daremos por segunda vez en noviembre de 2015”, comenta Silva Busso.

Las investigaciones llevadas a cabo por el grupo combinan trabajo de campo, laboratorio, gabinete y modelos. “Hay que resaltar algunas cosas –acota el investigador-. Hacemos lo que antes se llamaba investigación aplicada, pero este concepto es engañoso y ha sido históricamente mal interpretado. La investigación básica y aplicada son dos caras de la misma moneda, no puede haber una sin la otra. A diferencia de otras áreas en geología, la nuestra es una disciplina que intenta ‘cuantificar la naturaleza’ dentro de lo posible y recurre a construir un conocimiento inductivo-deductivo y no sólo inductivo o producto de la ‘observación y reflexión’ sobre la naturaleza”.

Para los investigadores, la importancia que reviste su trabajo radica principalmente en el propio objeto de estudio. “El agua es un bien social de impacto directo en la comunidad por cualquier causa, su falta, exceso, deterioro… siempre es importante. En particular el agua subterránea está muy postergada en Argentina. La ley que ordena la confección del mapa hidrogeológico nacional es de 1912 y, en verdad, aún no hemos alcanzado este objetivo completamente y estamos lejos de hacerlo”, sostiene el investigador. La falta de formación de recursos humanos y de asignación de recursos materiales limitó su desarrollo a lo largo de los años. “La formación de recursos humanos especializados es clave para mejorar esta realidad, nosotros componemos un grupo que incluye ocho alumnos con trabajos finales de carrera y dos tesistas doctorales que están por incorporarse. Más otros que formamos en otras universidades (UTN y UNLu). Creemos que es la mejor forma de darle continuidad futura a nuestro trabajo. Nadie es imprescindible, pero muchos pueden ser muy útiles para una sociedad, más allá de satisfacer sus metas personales”, cierra Silva Busso.

Fuente: NEX