Esta ave rapaz se encuentra en peligro de extinción en nuestro país y a nivel internacional. Por ello, un grupo de investigadores del Centro para el Estudio y la Conservación de Aves Rapaces en Argentina realiza, desde 2012, un seguimiento de la especie a través de diferentes métodos, como el monitoreo de nidos y la utilización de transmisores satelitales. Mediante los estudios los especialistas comprobaron que una de las causas frecuentes de muerte es su caza.
El águila coronada (Harpyhaliaetus coronatus) es una de las aves de mayor tamaño que habita la región semiárida y central de Argentina y el sur de América del sur. La población mundial es reducida: comprende entre 1.000 y 1.500 ejemplares. Esta situación determinó que las organizaciones mundiales de conservación de la naturaleza categorizaran su estado de conservación como “en peligro”.
Los estudios realizados en La Pampa por los investigadores del Centro para el Estudio y la Conservación de Aves Rapaces en Argentina (CECARA) sostienen que las amenazas más habituales que se conocen de esta especie son la pérdida del hábitat natural, la persecución directa (muchas personas la cazan porque tienen una percepción negativa de la especie; la acusan de depredar el ganado), la electrocución con tendidos eléctricos, el ahogamiento en tanques australianos y la expoliación de nidos (las personas extraen los pichones para criarlos como mascotas o los comercializan a través del mercado ilegal de especies).
Una de las medidas que los expertos tomaron para contribuir a su conservación fue el seguimiento a través de dos tipos de monitoreo. Uno consiste en el monitoreo de nidos, en donde se colocan cámaras para estudiar el cuidado parental durante el período de incubación del único huevo y del período de crianza, en el que se evalúa la alimentación del pichón. El otro se basa en un seguimiento de los individuos adultos a lo largo de su vida, a los que se les coloca un transmisor satelital en la espalda (sistema de mochila), que es liviano y deja que el animal pueda moverse libremente.
Estos dispositivos poseen una pantalla solar para alimentar la batería y tienen una vida útil cercana a los cuatro años o más, luego deben ser reemplazados. Los investigadores, para identificar a cada ejemplar, les colocan un anillo en la pata, que tiene una letra y un número, similar a un DNI.
El monitoreo comenzó en 2012 con 12 ejemplares. En el lapso de dos años, seis de ellos murieron por diferentes motivos. “Al primero lo mataron; el segundo murió electrocutado; el tercero murió por causas naturales; al cuarto lo mataron en San Luis; el quinto murió ahogado en un tanque australiano en el sur de Mendoza; y el sexto también murió por causas naturales”, señala a Argentina Investiga Maximiliano Galmes. Recientemente, otro ejemplar fue herido en un ala, a causa de un disparo, lo que indica otro caso de persecución hacia la especie. En la actualidad, cinco de los individuos (tres de la camada nacida en el verano de 2013 y dos de la camada 2014) son monitoreados en forma satelital.
Gracias a esta herramienta, el grupo de biólogos e ingenieros en recursos naturales no sólo obtuvo datos importantes sobre las causas de mortandad, sino también sobre otros aspectos que no se conocían de las águilas coronadas, como su reproducción. Esta rapaz comienza su ciclo reproductivo cerca de los cinco años de edad, cuando se convierte en adulto. La hembra pone un único huevo por temporada reproductiva durante las estaciones de primavera-verano. Si un adulto muere muchas veces es reemplazado por un individuo juvenil. No obstante, esa nueva pareja es más propensa a fracasar con la cría por la poca experiencia. El 50% falla en la crianza mientras que el otro 50% tiene éxito con la cría del pichón. No obstante, en el último caso, no llegan a los tres años de vida, por lo tanto, no hay incorporación de nuevos individuos reproductores”, afirma Galmes.
Este tipo de estudio es difícil porque son muy pocas las parejas, y es complejo encontrar los nidos, debido a que pueden cambiarlos cada año hasta una distancia de 5 o 6 kilómetros. El especialista afirma que faltan estudios en otras provincias argentinas y en países como Brasil para tener un panorama más completo de “todo este rompecabezas”.
Recuperación y liberación del águila coronada
En el zoológico de Buenos Aires se lleva a cabo un proyecto de conservación, recuperación y liberación de aves. Este consiste en poner en cuarentena a los individuos encontrados y realizarles estudios sanitarios. Luego, los rehabilitan durante un año y medio para su fortalecimiento, y después los liberan, si es posible, de acuerdo a la actitud y al modo en cómo se desenvuelvan. En caso de que no puedan ser reinsertados en su hábitat natural, el zoológico les brinda un amplio espacio para que puedan vivir.
“Ronaldinho”, la última águila coronada con transmisor satelital herida en La Pampa, fue trasladada al zoológico por la dirección de Recursos Naturales de la provincia de La Pampa y el CECARA y se encuentra en proceso de recuperación, mediante operaciones y tratamientos para bajar los elevados niveles de plomo en sangre.
Más datos de la especie y nuevos estudios
Los científicos piensan que el águila coronada puede llegar a vivir entre 25 y 30 años. Alcanza la etapa de madurez a los cuatro o cinco años, cuando completa su plumaje. En esta especie se da el dimorfismo sexual por tamaño, esto significa que la hembra tiene un tamaño mayor que el macho, y puede llegar a pesar cuatro kilos.
Los investigadores consideran que, a pesar de los buenos resultados logrados a través del monitoreo, muchos aspectos de su biología y ecología son desconocidos en la actualidad, debido a los pocos ejemplares de la especie. El único lugar donde se realiza un arduo seguimiento del águila coronada es en La Pampa.
Actualmente, los expertos del CECARA realizan estudios sobre rampas de escape para las aves, debido a que muchas mueren ahogadas en los tanques de agua australianos. Otros abordan la electrocución con tendidos eléctricos, que es una de las causas graves de mortandad de esta especie.
Hoy en día, se llevan adelante campañas de concientización sobre el cuidado de esta especie en diferentes escuelas de la región, como también programas de extensión universitaria. Es relevante que la sociedad sea reflexiva en cuanto a la importancia que tiene la especie para toda la biodiversidad pampeana.
Fuente: Argentina Investiga