domingo, 20 de abril de 2014

Cañón de nieve Consulbar Andino

Guillermo Perícola desarrolló el cañón de nieve "Consulbar Andino". Comenzó en 2006, cuando ganó un concurso del Comité Federal de Ciencia y Tecnología (COFECYT), que le dio 70.000 pesos y en cuotas –hace dos meses cobró la última-, que a la distancia se fue haciendo escaso: finalmente le costó más de $100.000.


Un de los que se fabrican en los países nórdicos, Alemania o Canadá, cuesta 20.000 dólares (15.000 euros), más el flete, IVA y seguro, y puesto en Bariloche se eleva a 35.000 dólares.

“Es un prototipo de cañón de nieve, el primero y único argentino. Es configurable en lugares como Bariloche, lo que es una ventaja ante una máquina importada, preparada para otro clima, el de los países de origen, mucho más fríos, como Suecia, Canadá o Alemania”.

Agregó que además de tener un mejor rendimiento, adaptable a las condiciones del Cono Sur americano, “se puede lograr mejores costos que con las importadas, y tiene la ventaja de un servicio de mantenimiento y reparación local”.

“Será un gran negocio para el industrial o financista argentino que lo tome, porque ya hay muchos interesados en el asunto”, afirmó, señalando que en el desarrollo “surgieron nuevos mercados para el cañón, como hoteles, parques de nieve (sólo para esparcimiento) o complejos turísticos de montaña”.

Explicó que en Bariloche sería más difícil su fabricación, porque hay pocos talleres metalúrgicos y están comprometidos con Invap, por lo que muestra el prototipo en Neuquén, Bahía Blanca, Buenos Aires y otros grandes centros.