El nitroxilo era, hasta hace poco, un compuesto intangible, y nunca se tenía certeza sobre su presencia. Parecía casi imposible imaginar que se podría medir en vivo y en directo. Sin embargo, científicos de Exactas UBA lograron atrapar y, por ende, detectar a esta pequeña molécula de tan solo tres átomos, que podría intervenir en múltiples funciones del organismo.
Un instrumento de apenas un milímetro de diámetro permite medir en tiempo real y en cantidades pequeñísimas al HNO (nitroxilo), un compuesto escurridizo, del cual se sospecha que interviene en múltiples funciones del organismo. El detector fue desarrollado por científicos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (Exactas UBA).
“Luego de 6 años de estudio, logramos desarrollar este sensor. El detector es un alambre de oro o platino cuyo tamaño varía en función del ensayo a realizar, ya sea in vitro o in vivo. Lo fuimos miniaturizando hasta llegar a un bastón de 1 milímetro de diámetro”, describe el profesor Fabio Doctorovich, de Exactas, director de la investigación.
Este detector permite medir lo que hasta hace poco era considerado un compuesto prácticamente “intocable” ya que es altamente reactivo, reaccionando incluso consigo mismo. Antes, se asumía su presencia por métodos indirectos y pocos precisos. Por este motivo, no se tenía la certeza total de su presencia. En los últimos años se desarrollaron en distintas partes del mundo sistemas para detectarlo, pero ninguno de ellos con la capacidad de medir su concentración en tiempo real.
Ahora, finalmente, el detector desarrollado por los científicos argentinos logra cuantificar específicamente esta pequeña molécula en vivo y en directo. “No somos el único grupo en el mundo trabajando en esto. Nuestra ventaja es que el electrodo que elaboramos detecta HNO en tiempo real, mientras se está haciendo la medición. Tiene una respuesta rápida, instantánea y se puede seguir a través del tiempo. Esto permite monitorearlo en todo momento. Los otros métodos no tienen esta capacidad, y esto es una gran ventaja”, destaca Doctorovich, investigador del CONICET desde su laboratorio en Ciudad Universitaria.
Fuente y nota completa: UBA