jueves, 6 de marzo de 2014

Descrifran genoma de virus que ataca a la alfalfa en Argentina

El avance de científicos del INTA y del CONICET abre el camino para reducir las pérdidas económicas que ese patógeno produce en el segundo cultivo por área de siembra a nivel nacional.


Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Bruno Geller - El genoma del “AMV Arg”, un virus que deteriora a la alfalfa, fue descifrado por científicos del INTA y del CONICET. Los resultados permitirán desarrollar estrategias para proteger este cultivo de gran relevancia para la economía nacional. Se trata de la primera secuenciación completa de los genes de ese patógeno que se realiza en América del Sur.

“Ese virus es una pieza clave de un mosaico de patógenos que provocan el achaparramiento de la alfalfa, una enfermedad que causa una reducción de la producción y de la vida útil de ese cultivo”, indicó a la Agencia CyTA el doctor Sergio Lenardon, director del Centro de Investigaciones Agropecuarias (CIAP) – INTA quien lideró el proyecto descrito en la revista científica Virus Genes.

La alfalfa es uno de los principales cultivos forrajeros empleados en la alimentación de animales para producción de carne y leche. Su posición clave en la economía nacional explica por qué en la Argentina unas 4 millones de hectáreas convierten a esta leguminosa en el segundo cultivo por área de siembra en todo el país.

Sobre la base de evaluaciones preeliminares hechas en lotes de alfalfa de Villa María, provincia de Córdoba, con muestreos al azar, se determinó que esta enfermedad disminuyó el rendimiento de aproximadamente el 30% de los cultivos. “Esto también sucede en otras regiones”, indicó Lenardon.

El modo en que el virus invade y daña a la planta está determinado por su información genética, además de los factores ambientales. “Este nuevo conocimiento permitirá crear rápidos tests de diagnóstico y estrategias de prevención para cuidar ese cultivo clave”, afirmó Lenardon.

En el estudio también participaron Fabián Giolitti, Verónica Trucco, Soledad de Breuil y Nicolás Bejerman del CIAP-INTA y del CONICET.