Investigadores de la Universidad Tecnológica Nacional de Mendoza desarrollaron un equipo que determina la concentración de contaminantes presentes en la atmósfera. Los datos son almacenados en una tarjeta de memoria y cuenta con un panel solar y una batería, lo que permite que sea instalado incluso en lugares remotos.
Agustina Fuertes (Agencia CTyS) – Con el desarrollo industrial, los grandes sectores urbanos se convirtieron en los principales causantes de la contaminación del suelo, el agua y el aire. Sin embargo, estos no son los únicos responsables del deterioro ambiental: la intensa actividad agrícola en el centro del país también es un factor preocupante y por eso han desarrollado un equipo que, a través de una señal eléctrica, detectan el nivel de daño producido por el hombre.
El ingeniero en Electrónica y Telecomunicaciones e investigador de CONICET, Pablo Cremades, junto con el ingeniero Industrial y Magíster en Gestión y Control Ambiental, Fernando Castro, trabajan en el Grupo de Estudios Atmosféricos y Ambientales de la Facultad regional de Mendoza, donde crearon un monitor abierto de calidad de aire que, basado en los conceptos de tecnología libre, busca facilitar la participación de la sociedad en el monitoreo ambiental.
“El objetivo del grupo es estimar la concentración de contaminantes en la atmósfera. Para esto, los modelos requieren datos meteorológicos, horarios e información de fuentes de emisión que deben ser comparados con valores medidos en uno o más puntos dentro de la región estudiada”, explica el investigador.
Estas mediciones se realizan por medio de estaciones de monitoreo ambiental, pero, en Argentina, existen muy pocas y, en Mendoza, ninguna. “Muchas veces, es difícil tener acceso a los datos para comparar y esto tiene que ver con el alto costo que tienen las estaciones”, argumenta el especialista.
Por tratarse de un producto muy específico, el volumen de venta de estos equipos es muy bajo a nivel mundial y las empresas, para amortiguar sus gastos, elevan los precios continuamente. “Una estación de monitoreo puede costar aproximadamente 300 mil pesos. Sin embargo, todos los sensores que contiene y la electrónica probablemente no supere los $1.500”, detalla Cremades.
Ingeniería ambiental
Frente a este panorama, existe un nuevo modelo alternativo que es el desarrollo libre y abierto (“free and open source”). Con este enfoque, el proceso no está centralizado en una empresa o institución, sino que se busca la participación activa de quien se encuentre interesado.
Este nuevo paradigma trae aparejadas muchas ventajas. En primer lugar, el producto evoluciona rápidamente debido a la participación de un gran número de voluntarios. En segundo lugar, todo el conocimiento necesario está abierto y disponible para quien lo desee; y por último, el sistema tiene una gran capacidad de adaptación según los recursos disponibles localmente, lo que lo hace aún más accesible.
A pesar de que aún existen dificultades para estandarizar el producto, este equipo de tecnología abierta fue construido a base de elementos que se consiguen en el país, para que se replique con facilidad. “Se fusionaron tres componentes: conocimientos sobre tecnología de monitoreo ambiental, conocimientos sobre electrónica, y acceso a un equipo estándar para hacer las campañas de calibración”, y así nació el Monitor Abierto de Calidad de Aire (MACA)”, explica Cremades en diálogo con la Agencia CTyS.
El ingeniero en Electrónica y Telecomunicaciones e investigador de CONICET, Pablo Cremades, junto con el ingeniero Industrial y Magíster en Gestión y Control Ambiental, Fernando Castro, trabajan en el Grupo de Estudios Atmosféricos y Ambientales de la Facultad regional de Mendoza, donde crearon un monitor abierto de calidad de aire que, basado en los conceptos de tecnología libre, busca facilitar la participación de la sociedad en el monitoreo ambiental.
“El objetivo del grupo es estimar la concentración de contaminantes en la atmósfera. Para esto, los modelos requieren datos meteorológicos, horarios e información de fuentes de emisión que deben ser comparados con valores medidos en uno o más puntos dentro de la región estudiada”, explica el investigador.
Estas mediciones se realizan por medio de estaciones de monitoreo ambiental, pero, en Argentina, existen muy pocas y, en Mendoza, ninguna. “Muchas veces, es difícil tener acceso a los datos para comparar y esto tiene que ver con el alto costo que tienen las estaciones”, argumenta el especialista.
Por tratarse de un producto muy específico, el volumen de venta de estos equipos es muy bajo a nivel mundial y las empresas, para amortiguar sus gastos, elevan los precios continuamente. “Una estación de monitoreo puede costar aproximadamente 300 mil pesos. Sin embargo, todos los sensores que contiene y la electrónica probablemente no supere los $1.500”, detalla Cremades.
Ingeniería ambiental
Frente a este panorama, existe un nuevo modelo alternativo que es el desarrollo libre y abierto (“free and open source”). Con este enfoque, el proceso no está centralizado en una empresa o institución, sino que se busca la participación activa de quien se encuentre interesado.
Este nuevo paradigma trae aparejadas muchas ventajas. En primer lugar, el producto evoluciona rápidamente debido a la participación de un gran número de voluntarios. En segundo lugar, todo el conocimiento necesario está abierto y disponible para quien lo desee; y por último, el sistema tiene una gran capacidad de adaptación según los recursos disponibles localmente, lo que lo hace aún más accesible.
A pesar de que aún existen dificultades para estandarizar el producto, este equipo de tecnología abierta fue construido a base de elementos que se consiguen en el país, para que se replique con facilidad. “Se fusionaron tres componentes: conocimientos sobre tecnología de monitoreo ambiental, conocimientos sobre electrónica, y acceso a un equipo estándar para hacer las campañas de calibración”, y así nació el Monitor Abierto de Calidad de Aire (MACA)”, explica Cremades en diálogo con la Agencia CTyS.
El objetivo de este sistema innovador es, a corto plazo, “contar con un equipo con el cual se puedan realizar mediciones de concentración de ciertos contaminantes en la ciudad de Mendoza para validar los resultados obtenidos mediante modelos computacionales”, detalla el investigador, y agrega que, en un plano más general, pretenden armar una red de estaciones de monitoreo provincial o nacional, “cuyos datos estén disponibles para cualquier miembro de comunidad”.
De esta forma, al comparar los datos obtenidos de la zona de estudio con los límites establecidos por instituciones como la Organización Mundial de la Salud, podría establecerse si existen o no riesgos para la salud de la población. Así, el sistema de monitoreo se convierte en “una actividad fundamental para guiar a las autoridades en la toma de decisiones”, concluye Cremades.