Semillas resistentes a la sequía, resultado de una investigación del equipo de la Dra Raquel Chan (Conicet) asociado a la Universidad Nacional del Litoral, sobre las que se trabaja para proyectarlas al mundo y que sean un buen negocio.
Dra. Raquel Chan. Foto: El Litoral. |
”Esto que ha hecho la Dra. Chan y que nosotros estamos tratando de internacionalizar es la punta del iceberg de un montón de cosas que vienen atrás, y que tienen que ver con la bio economía, con la biotecnología, transformando a distintos sectores productivos del país para dar un valor agregado que es incalculable”. Es el bioquímico y doctor en ciencias, Federico Trucco, quien dijo de esta tecnología que –además- permite igual rendimiento de la semilla haya sol o llueva.
”Consideramos -con el conocimiento que tenemos a la fecha- que es probable que esta sea la primera tecnología del tipo alto impacto, que se comercializa a nivel internacional”.
Trucco es gerente general de Bioceres, creada en la ciudad de Rosario, en 2001: ”Fue fundada básicamente por productores agropecuarios, pero con un fuerte vínculo con el sector público, particularmente con el Sector de Ciencia y Tecnología”.
Añadió que, en 2005, Bioceres inauguró un Instituto de Investigaciones llamado INDEAR, con el siguiente objetivo; ”Aportar al país una serie de plataformas de alta tecnología”. Trucco dijo que la idea prosperó gracias a una importante inversión privada y a un acuerdo con el Conicet.
Así las cosas, ”Logramos tener en la ciudad de Rosario, quizás uno de los Centros de Biotecnología agropecuaria más importantes de Latinoamérica”. En este contexto, señaló; ”Desde el año 2003 venimos colaborando con el Grupo de Investigación de la Dra. Chan para llevar esta tecnología al mercado. Es una tecnología que trata de entender cuál es la respuesta fundamental de las plantas a la falta de agua y modificarla para logar un beneficio”.
”Nosotros hemos aportado los recursos humanos y parte del capital para transformar esta tecnología en productos: en los cultivos de soja, maíz, trigo y alfalfa. Y para poder llegar lo más lejos posible hemos establecido una serie de alianzas internacionales que nos permitan llegar al productor de cada región del Planeta”.
”Muchas veces las empresas de Tecnología necesitan licenciar en etapas tempranas sus desarrollos por falta de capital de trabajo. El objetivo ha sido tratar de retener el valor de esta tecnología argentina, la mayor cantidad de tiempo posible”. Y se hizo buscando un beneficio mayor para el país.
”Nosotros podemos patentar en ausencia del producto. Lo que no podemos es capturar el valor en ausencia del producto”. Y al hablar del tema que nos ocupa, dijo convencido; ”Aquí se dan las dos cosas. Por un lado, una estrategia de patentes internacionales, en donde este descubrimiento de la Dra. Chan hoy está cubierto en EEUU, en Brasil, en México, en China, en India, en Australia, en la Argentina y en países limítrofes".
"Además de eso, lo más importante es que hoy tenemos el producto desarrollándose en cada uno de estos territorios para ser comercializado”. Trucco consideró oportuno hacer una aclaración. ”Nosotros podemos tener muy buena ciencia, generar muy buenos productos, pero todos estos productos son productos que requieren aprobaciones regulatorias. Hay entidades en los distintos países que evalúan la inocuidad ambiental. La inocuidad para la salud humana y animal de las cosas que nosotros desarrollamos”.
Para esto se requirió ayuda. ”Hemos buscado colaboradores que tienen experiencia y trayectoria en lo que se llama desregulación de ese tipo de productos en los distintos países. Si bien desde Bioceres hemos siempre aportado importantes recursos, cuando estos proyectos se internacionalizan estamos hablando de inversiones de entre 20 y 100 millones de dólares por producto. Y ahí es donde necesitamos que alguien acompañe nuestra inversión”.
”Siempre manteniendo el control sobre la tecnología y procurando llegar al mercado con un producto propio, y llegando al productor reteniendo la mayor proporción del valor". Afortunadamente, dijo Trucco, ”Eso lo hemos podido hacer a través de todas estas alianzas con socios chinos, franceses, estadounidenses”.
Alcanzar esto requirió –por un lado, y como vimos- tener una tecnología contundente. Y, por otro, mantener, buenas relaciones. ”Un diálogo franco, sincero con gente que entiende de qué se trata el negocio, la industria y el desafío. Buscamos relaciones en igualdad de condiciones. Y así como tenemos muchísimo respeto por lo que han logrado las empresas de estos países, también tenemos mucha autoestima y reconocemos nuestras fortalezas en forma similar.
Con ese tipo de condimentos uno puede lograr alianzas efectivas para ambas partes que terminen llevándose a la práctica. Hoy estamos empezando a cosechar los primeros frutos”.
Fuente: www.cienciaenlavidriera.com.ar
Añadió que, en 2005, Bioceres inauguró un Instituto de Investigaciones llamado INDEAR, con el siguiente objetivo; ”Aportar al país una serie de plataformas de alta tecnología”. Trucco dijo que la idea prosperó gracias a una importante inversión privada y a un acuerdo con el Conicet.
Así las cosas, ”Logramos tener en la ciudad de Rosario, quizás uno de los Centros de Biotecnología agropecuaria más importantes de Latinoamérica”. En este contexto, señaló; ”Desde el año 2003 venimos colaborando con el Grupo de Investigación de la Dra. Chan para llevar esta tecnología al mercado. Es una tecnología que trata de entender cuál es la respuesta fundamental de las plantas a la falta de agua y modificarla para logar un beneficio”.
”Nosotros hemos aportado los recursos humanos y parte del capital para transformar esta tecnología en productos: en los cultivos de soja, maíz, trigo y alfalfa. Y para poder llegar lo más lejos posible hemos establecido una serie de alianzas internacionales que nos permitan llegar al productor de cada región del Planeta”.
”Muchas veces las empresas de Tecnología necesitan licenciar en etapas tempranas sus desarrollos por falta de capital de trabajo. El objetivo ha sido tratar de retener el valor de esta tecnología argentina, la mayor cantidad de tiempo posible”. Y se hizo buscando un beneficio mayor para el país.
”Nosotros podemos patentar en ausencia del producto. Lo que no podemos es capturar el valor en ausencia del producto”. Y al hablar del tema que nos ocupa, dijo convencido; ”Aquí se dan las dos cosas. Por un lado, una estrategia de patentes internacionales, en donde este descubrimiento de la Dra. Chan hoy está cubierto en EEUU, en Brasil, en México, en China, en India, en Australia, en la Argentina y en países limítrofes".
"Además de eso, lo más importante es que hoy tenemos el producto desarrollándose en cada uno de estos territorios para ser comercializado”. Trucco consideró oportuno hacer una aclaración. ”Nosotros podemos tener muy buena ciencia, generar muy buenos productos, pero todos estos productos son productos que requieren aprobaciones regulatorias. Hay entidades en los distintos países que evalúan la inocuidad ambiental. La inocuidad para la salud humana y animal de las cosas que nosotros desarrollamos”.
Para esto se requirió ayuda. ”Hemos buscado colaboradores que tienen experiencia y trayectoria en lo que se llama desregulación de ese tipo de productos en los distintos países. Si bien desde Bioceres hemos siempre aportado importantes recursos, cuando estos proyectos se internacionalizan estamos hablando de inversiones de entre 20 y 100 millones de dólares por producto. Y ahí es donde necesitamos que alguien acompañe nuestra inversión”.
”Siempre manteniendo el control sobre la tecnología y procurando llegar al mercado con un producto propio, y llegando al productor reteniendo la mayor proporción del valor". Afortunadamente, dijo Trucco, ”Eso lo hemos podido hacer a través de todas estas alianzas con socios chinos, franceses, estadounidenses”.
Alcanzar esto requirió –por un lado, y como vimos- tener una tecnología contundente. Y, por otro, mantener, buenas relaciones. ”Un diálogo franco, sincero con gente que entiende de qué se trata el negocio, la industria y el desafío. Buscamos relaciones en igualdad de condiciones. Y así como tenemos muchísimo respeto por lo que han logrado las empresas de estos países, también tenemos mucha autoestima y reconocemos nuestras fortalezas en forma similar.
Con ese tipo de condimentos uno puede lograr alianzas efectivas para ambas partes que terminen llevándose a la práctica. Hoy estamos empezando a cosechar los primeros frutos”.
Fuente: www.cienciaenlavidriera.com.ar