La vacuna desarrollada en el país para tratar el cáncer de piel más peligroso por su agresividad empezó a comercializarse después de más de un año de idas y vueltas regulatorias.
Demandó más de tres décadas de trabajo de investigadores argentinos en este desarrollo inédito y con la autorización del primer laboratorio en la Argentina para producir terapias avanzadas, como esta inmunoterapia.



















