martes, 1 de septiembre de 2020

Paleontólogos del CONICET estudian la tumba de un noble egipcio

Un grupo de investigadoras e investigadores del CONICET exploraron la Tumba de Amenmose, noble tebano, de más de 3500 años, después de lograr la aprobación del Ministerio de Antigüedades de Egipto.

El equipo de investigadores del Conicet en Egipto.

El proyecto Amenmose nuclea a investigadoras e investigadoras del CONICET y universidades nacionales y extranjeras, entre arqueólogas, historiadores y conservadores, que se propusieron estudiar la tumba de Amenmose, en Luxor, Egipto. Un noble egipcio que vivió entre el 1400 y el 1450 antes de Cristo.

Con la esperanza de desentrañar los misterios que habían quedado ocultos en esa tumba tebana 318 (Theban Tomb 318, o TT318), lograron una autorización del Ministerio de Antigüedades de Egipto y los permisos necesarios para iniciar una campaña que llevaron a cabo el verano austral pasado.

El proyecto, que contó con financiación de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FaHCE) de la Universidad Nacional de La Plata, y de particulares, en gran parte, a través de la Asociación Civil Amenmose Egipto, una asociación sin fines de lucro, inscripta en la Dirección Provincial de Personas Jurídicas -Buenos Aires, Argentina-, se materializó en la campaña 2020 en la que durante 5 semanas trabajaron arduamente en la necrópolis, en Tebas Occidental, en el valle de los Nobles – Sheikh Abd el-Qurna.

“El equipo está formado por jóvenes becarios doctorales y posdoctorales, por lo que es un gran aporte a la formación de recursos humanos en esta área en el país, con todo lo que indica para el futuro de la disciplina”, confía Andrea Zingarelli, directora del proyecto, profesora titular de Historia General I e investigadora de la Universidad Nacional de La Plata.

“Es un orgullo de que científicos del CONICET y de la de Argentina, estén presentes en un proyecto que relaciona instituciones extranjeras con otras nacionales y personas muy reconocidas en egiptología”, cuenta Liliana Manzi, investigadora independiente del CONICET en el Instituto Multidisciplinario de Historia y Ciencias Humanas (IMHICIHU-CONICET,UBA).

La tumba tebada desde dentro. Foto: gentileza equipo.

Registro de las escenas y del estado de conservación

La tumba tebana 318 fue descubierta en el siglo XVIII, y desde entonces, solo había tenido descubrimientos parciales sobre su contenido. De allí la importancia de la campaña que emprendieron para contribuir a al estudio de este monumento.

“Muchas tumbas de esa época están decoradas, y en ellas hay escenas de banquetes, agricultura, caza, relacionadas al difunto. El objetivo fue poder ponerlas en valor y registrarlas sistemáticamente”, cuenta Eva Calomino, becaria posdoctoral del CONICET en el IMHICIHU.

El primer obstáculo que habían encontrado antes de emprender la campaña fue que la entrada a la tumba está sedimentada: tapada por construcciones posteriores, de la población más moderna, y por las sucesivas tormentas de arena que se dan en la zona.

Sabían que cada tumba de valle contaba con un patio antes de la entrada, ya que tiene mucho que ver con los ritos que se llevaban a cabo en memoria del difunto. “Para los rituales de culto a la memoria, y festividades de los nobles, el patio era muy importante, porque separa material y simbólicamente el mundo de los muertos y de los vivos”, cuenta Manzi.

El acceso al monumento finalmente fue por un boquete de 57 centímetros de diámetro que posiblemente fue hecho por saqueadores de tumbas, que conecta la tumba de Amenmose con la tumba aledaña, la TT129. Con esa entrada, difícil para la claustrofobia, lograron ingresar a la tumba para poder finalmente relevar cada detalle y estado de las escenas sobre las paredes y registrar los elementos que se hallaron.

El trabajo implicó tomar minuciosos registros fotográficos, y preparar un plano exacto del monumento y sus sectores, como base para futuras exploraciones. Luego de 5 semanas de trabajo en el lugar, y con toda la información recabada, continúan sus trabajos en la Argentina, con el análisis de cada escena, cada texto encontrado, para generar el informe preliminar y en una próxima campaña ahondar en los misterios de la tumba.

Fuente: Conicet