lunes, 30 de marzo de 2020

Primer mapa de las algas más diminutas de los mares

Producen el 10 por ciento del oxígeno del planeta, viven en la zona iluminada de los océanos y constituyen la fracción más pequeña del fitoplancton.

Distribución global del fitoplancton picoeucariota.

A partir de un trabajo internacional liderado por el biólogo argentino Pedro Flombaum, se logró establecer dónde están, cuántos son y cómo aumentarán hacia el año 2100.

A simple vista no se ven pero son responsables de producir el diez por ciento del oxígeno del planeta. Microscópicas, estas algas fotosintéticas -las más diminutas de los océanos- llamadas picofitoplancton, ya no pueden escabullirse de la mirada científica. Es que, por primera vez, una investigación internacional con participación argentina logró desarrollar el primer mapa global que permite graficar dónde están, cuántas son y cómo aumentará su cantidad hacia el 2100 en tiempos de cambio climático.

Arribar a este particular planisferio requirió años de estudio. Alrededor de cincuenta mil muestras de agua tomadas por cruceros científicos que exploran los mares del mundo, aportaron datos sobre estos seres unicelulares. Esta información, luego de someterla a ecuaciones y a un modelo matemático, permitió delinear la novedosa cartografía de estas especies desperdigadas sobre el 70 por ciento de la superficie terrestre. Ahora, en un plano puede observarse, por ejemplo, en qué sitios se acumulan más o menos. Este nivel de detalle es inédito y muestra matices que en el pasado se escurrían ante los ojos de los investigadores.

“El mapa es importante porque permite conocer la distribución actual. Si uno dice ‘en la Argentina hay 45 millones de personas’ es un dato, pero se amplifica si se puede conocer cómo se distribuyen en el territorio. Uno, entonces, puede observar regiones con pocos habitantes como la provincia de Santa Cruz, y otras superpobladas como Córdoba, o el conurbano bonaerense”, compara Pedro Flombaum,  desde el Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (CIMA, UBA-CONICET), quien lideró el estudio que acaba de publicar la revista Nature Geoscience.

Pedro Flombaum. Foto: Diana Martínez Llaser.

Chiquitas y variadas

En este preciso momento, el fitoplancton no descansa en su proceso de fotosíntesis y logra capturar el dióxido de carbono, uno de los gases de efecto invernadero que, mayoritariamente, los humanos arrojamos a la atmósfera. Al igual que las plantas en la tierra captan luz, liberan oxígeno y cumplen un rol importante en el ciclo de carbono del planeta, el fitoplancton lo lleva adelante en los mares del mundo. “Una de cada dos moléculas de oxígeno que se producen por procesos de fotosíntesis en el planeta tienen lugar en el océano”, destaca Flombaum, investigador del CONICET, y profesor del Departamento de Ecología Genética y Evolución de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires.

En ese mundo marino que vive en los primeros cien metros de profundidad oceánica o hasta donde llega la luz solar, se encuentra el picofitoplancton, los microorganismos fotosintéticos unicelulares más diminutos que oscilan entre 0,2 y 2 micrones. Entre el picofitoplancton se distinguen tres grupos: las cianobacterias Synechococcus y Prochlorococcus y, por el otro lado, el fitoplancton picoeucariota. “Este último es el más grande dentro de los más chiquitos. Las diferencias de tamaño entre ellos varían de una canica o bolita hasta una pelota de fútbol”, grafica.

Las dimensiones no son un dato menor. “La diferencia de tamaño le imprime al sistema marino distintas características. Si se tiene un océano dominado con el fitoplancton más grande, -ejemplifica- el carbono que se fija se hunde más rápido, y eso quita carbono de la superficie terrestre y lo envía al fondo del mar”. En otras palabras, evita que vuelva rápidamente a la atmósfera uno de los gases de efectos invernadero, producidos mayormente por la actividad humana, e involucrado en el cambio climático.

Si bien, años atrás, Flombaum y el equipo internacional habían mapeado las cianobacterias, ahora sumaron al fitoplancton picoeucariota, que “está ampliamente distribuido y relativamente poco estudiado. Uno de los resultados importantes del trabajo es haber hecho un mapa de este grupo en particular”, subraya, al tiempo que destaca: “Este estudio permite explorar un poco estas diferencias entre los tres grupos de la fracción más chica del fitoplancton”.

¿En el 2100 también?

Hoy en una gota de agua pueden hallarse hasta dos mil células de picofitoplancton en las áreas del planeta en que se halla de modo más abundante, como las zonas tropicales. Pero la investigación dio un paso más y proyectó qué puede ocurrir en el año 2100 en base a distintos escenarios climáticos.

“Si el cambio climático aumentara la temperatura del planeta, y las aguas tropicales incrementaran sus temperaturas, uno podría esperar encontrar más de estos grupos de picofitoplancton que hoy ya son muy abundantes en esas zonas cálidas. Este es un resultado que nosotros confirmamos y -advierte- es controversial porque hay otra rama de investigación que estudia estos mismos grupos usando modelos de simulación y encuentra lo contrario”.

En este sentido, el equipo de trabajo prevé orientar su plan futuro de acción en este debate en marcha. “El próximo paso es analizar cómo se combinan estos dos tipos de evidencia. Ver si estos modelos pueden llegar a cruzarse con los nuestros. Ese sería un próximo paso ideal”, concluye.

Fuente: NEX