jueves, 30 de abril de 2015

INTI capacita investigadoras marroquíes en desarrollos biotecnológicos

A través del INTI, la Argentina está capacitando a investigadoras marroquíes en desarrollos biotecnológicos y en innovaciones vinculadas al proceso productivo de alimentos.


Agencia TSS - Los denominados países en desarrollo tienen muchas diferencias pero también comparten similitudes. Por eso, el intercambio y la cooperación pueden resultar un factor enriquecedor para todos los países intervinientes. La Argentina y Marruecos, por ejemplo, tienen costumbres alimentarias disímiles y una industria alimenticia también diferente.

En la Argentina, gran parte de la alimentación se basa en la carne, mientras que en Marruecos cumplen un rol preponderante los productos fermentados, como los lácteos. En el primero, la industria láctea está dominada por unas pocas empresas; mientras que en el país africano son productores pequeños y medianos quienes se ocupan de desarrollar los alimentos que a diario llegan a los hogares.

En la Argentina, uno de los principales problemas de alimentación se vincula con la obesidad (muchas veces acompañada de malnutrición). Marruecos, en cambio, es el país de África del Norte que presenta el mayor porcentaje de personas desnutridas, con un 6 por ciento de la población total, frente a Túnez (1 por ciento) o Egipto (3 por ciento).

Con estas particularidades, ambos países buscan aportar conocimientos e innovaciones para enriquecer a sus sectores productivos y buscar nuevas soluciones a los problemas de malnutrición y desnutrición. Con este objetivo, el INTI firmó un convenio de cooperación con Marruecos -en el marco de un proyecto financiado a través del Fondo Argentino de Cooperación Sur-Sur y Triangular (FOAR) de la Cancillería argentina, que apunta a brindar asistencia técnica especializada y transferencia tecnológica a los países en desarrollo-, mediante el cual ya comenzaron a ofrecer capacitaciones y a trabajar en conjunto con especialistas de ese país.

“La Argentina está tratando de vincularse con los países africanos y Marruecos es una gran entrada a ese continente”, dice Gabriel Fiszman, director del Centro de Biotecnología Industrial del INTI, adonde se están desarrollando las actividades vinculadas con este programa de cooperación, y adelanta que en el futuro esperan que también se sumen otros actores europeos.

Sanâa Cherroud y Douae Cherkaoui.

En el marco de este proyecto (articulado por la Gerencia de Cooperación Económica e Institucional del INTI), dos pasantes de la Facultad de Ciencias y Técnicas de Tánger visitaron las instalaciones del INTI durante abril, adonde recibieron capacitaciones teóricas y prácticas. Se trata de Sanâa Cherroud -que está realizando un posdoctorado en microbiología agroalimentaria- y Douae Cherkaoui -ingeniera en agroalimentación por la University Cadi Ayyad-, quienes se capacitaron en la planta de bioprocesos del Centro de Biotecnología Industrial del INTI sobre caracterización de cepas microbianas, técnicas de seguimiento y control de calidad de cultivos microbianos, técnicas de fermentación, funcionamiento de biorreactores y condiciones para ampliar la producción.

“A veces trabajamos con microorganismos vivos directamente y con sus productos, como los probióticos y los prebióticos, y otras veces con bacterias. Los yogures, por ejemplo, tienen alto contenido de microorganismos vivos, que en este caso pueden colaborar en la nutrición, la conservación y hasta en el sabor”, aclara Fiszman y explica que las pasantes “trabajan con cepas nuevas, pero nosotros les mostramos cómo trabajamos con cepas estándar, para que puedan aplicar lo aprendido en sus cepas, ya que quieren conservar las características regionales de Marruecos”.“Estoy empezando un posdoctorado sobre fermentación de lácteos, que son similares a los de la Argentina. Buscamos cepas que podamos utilizar para la conservación natural de los alimentos. Ahora, en cambio, para lograrlo hay que añadir productos químicos”, explica Cherroud y aclara que, si bien esta investigación está destinada al ámbito académico, la idea es transferir estos desarrollos a la industria marroquí. “Estamos trabajando en la fermentación de una cepa microbiana que podría ayudar a la gente que tiene problemas de digestión”, ejemplifica.

Por su parte, Cherkaoui afirma que aprovechó esta oportunidad para conocer cómo iniciar un proceso productivo con pequeños volúmenes y elevarlos al nivel industrial. Al respecto, el especialista del INTI coincide en que uno de los objetivos del intercambio es ayudar a transferir el conocimiento a la industria, ya que en este país africano muchas veces es la universidad misma la que hace vinculación directa.

“La idea es fortalecer lo que están haciendo y apoyarlos para mejorar la tecnología relacionada con la producción de alimentos”, destaca Fiszman. Y concluye: “En Marruecos hay pequeños productores regionales; por eso, ellos querían aprender sobre los procesos de la calidad y todos aquellos involucrados en la producción local y el manejo de grandes volúmenes, para aportar conocimiento e innovación a la industria marroquí”.

Fuente: Agencia TSS