miércoles, 29 de abril de 2015

Energía nuclear para tratar el cáncer bucal

Investigadores del Consejo utilizan la energía nuclear para el tratamiento de tumores.

Las investigadoras Amanda Schwint y Verónica Trivillin. 

La terapia ideal para tratar el cáncer es aquella en la que se logran destruir las células cancerosas sin afectar significativamente el tejido sano. Una técnica alternativa de radioterapia es la llamada terapia por captura de neutrones en boro, BNCT, por sus siglas en inglés Boron Neutron Capture Therapy, la cual presenta ventajas sobre las formas tradicionales. Los ensayos clínicos realizados para el tratamiento de glioblastoma multiforme y melanoma, y más recientemente de tumores de cabeza y cuello y metástasis hepáticas, demostraron en distintos países una ventaja terapéutica potencial muy importante.

En este contexto, existe una necesidad concreta de medir su eficacia y toxicidad, por lo que Verónica Trivillin, investigadora adjunta del CONICET en la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) en conjunto con Amanda Schwint, investigadora independiente en la misma institución y su equipo, llevaron a cabo distintos trabajos experimentales, entre ellos estudios en un modelo de cáncer bucal en la bolsa de la mejilla del hámster.

Conceptualmente- dicen las investigadoras- la técnica se trata de administrarle al animal una droga unida al boro-10, un isótopo estable de boro, para que se concentre selectivamente en el tumor a tratar, para luego irradiarlo con un haz de neutrones de energías bajas. De esta manera el boro captura fácilmente el neutrón y se convierte en un isótopo inestable boro-11, que decae emitiendo una partícula alfa y otra de litio 7, dos partículas pesadas de alta trasferencia lineal de energía que provocan mucho daño en un rango corto y muy localizado.

“Estas partículas depositan toda su energía en una distancia muy pequeña, es decir dentro de la zona a tratar, y su eficacia biológica es mayor que la de la radiación de bajo LET como los Rayos X y gamma. El tejido sano –donde la concentración de la droga borada es muy baja– recibe una dosis muy pequeña, porque los neutrones de baja energía, interactúan per se muy poco con el tejido”, explica Schwint.

En el caso particular de una investigación reciente publicada en Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America (PNAS), el grupo coordinado por Schwint y Trivillin trabajó usando como portador de boro a un liposoma, es decir a una pequeña vesícula que está hecha del mismo material que la membrana celular. “Hay liposomas que tienen marcadores que se pegan a receptores que se encuentran sobreexpresados en células tumorales, entonces nos sirven para transportar sustancias hacia el tumor” dice Trivillin. Sin embargo, en el caso de este trabajo se emplearon liposomas borados desnudos que se incorporaron selectivamente a tumor debido a las particularidades de los vasos sanguíneos tumorales.

En la CNEA se trabaja sobre los usos pacíficos de la energía nuclear, por lo que el equipo de investigación dispone de reactores nucleares para realizar estudios experimentales in vivo en modelos animales. En este caso, la terapia es de suma relevancia ya que tiene más posibilidades de tener éxito ahí donde otras -como la de los rayos gamma enfocados- no la tienen. ¿Por qué ocurre esto?, Schwint explica que “hay cánceres difusos, con células que infiltran el tejido normal circundante por lo que el volumen afectado no está bien definido y es difícil atacarlo. Como BNCT se basa en un targeting biológico de las células cancerosas y no conformacional, como las radioterapias convencionales, no sólo permitiría destruir las lesiones tumorales manteniendo la dosis en tejido sano por debajo del límite de tolerancia, sino también aquellas células aisladas infiltrantes en tejido sano (micrometástasis) de imposible detección.

De hecho en esta investigación en particular lograron una eficacia de un 70 a 80 por ciento con un bajo costo en cuanto a radiotoxicidad en el tejido circundante y con una mucositis baja, que es una inflamación de los tejidos de la boca que en general aparece cuando se trata el cáncer bucal con técnicas similares.

Según las investigadoras la idea de estos estudios experimentales in vivo es estudiar distintos compuestos borados, establecer cuan selectiva es la incorporación al tumor, medir su toxicidad, examinar dónde se ubican en las células “ya que si el boro llega al target más sensible que es el ADN entonces tanto mas efectivo va ser el daño”. Además, el grupo no solo estudia el efecto del tratamiento en tumor sino también en el tejido que lo rodea lo cual es muy importante en la mucosa humana ya que muchas veces da lugar al desarrollo de tumores nuevos que hacen fracasar el tratamiento.

“Nosotros podemos tratar los tumores pero al tener focos con alto riesgo de transformación maligna, si no se aborda el problema de una manera integral, la terapia, sea cual fuere, fracasa”, concluye Trivillin.

Fuente: CONICET