Estudiantes de Ingeniería Informática de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM) crearon un prototipo que funciona satisfactoriamente. La aeronave puede ser manejada a través de un celular o volar con autonomía por coordenadas de GPS y cuenta con un sistema de descenso lento que permite que, ante cualquier pérdida de señal o baja batería, no se desplome e impacte contra el suelo.
Cada vez es más común escuchar hablar de los drones, esas pequeñas aeronaves no tripuladas que se manejan a control remoto. Se los conoció por primera vez cuando se supo que eran utilizados para fines bélicos. Pero, más tarde, esa misma tecnología fue aprovechada para objetivos mucho más nobles como filmaciones panorámicas o trabajos de inspección y seguridad.
Hoy, hay empresas que ofrecen su alquiler para tareas específicas. Y hasta pueden comprarse en tiendas de electrodomésticos a precios no demasiado exagerados. Lo extraño de todo esto es que, frente al gran potencial comercial de estos artefactos, a nadie se le haya ocurrido la posibilidad de producirlo en Argentina. Excepto a un grupo de estudiantes de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM).
Matías Sieff, Patricio lo Duca, Gonzalo Alu y Federico Jordán crearon el Cuadricóptero Argentino (CUAR), un drone de industria nacional pensado y fabricado en una universidad pública. Lo hicieron como trabajo final de tesis de la carrera de Ingeniería en Informática que aprobaron recientemente. Pero ese fue el primer paso. Los jóvenes saben que están ante la posibilidad de producción de una tecnología que aún no está explotada en el país.
La fabricación del CUAR los obligó a pensar y a elaborar cada detalle de su puesta a punto, desde el diseño original hasta la selección de los componentes electrónicos y el desarrollo de los sistemas de software para su control y buen funcionamiento.
“Su estructura es de plástico de alto impacto, tiene cuatro motores, cuatro hélices y cada motor tiene un control de velocidad determinado. Cuenta con una placa que controla todo los motores, su estabilización y un módulo que se comunica vía Wi Fi con el sistema y con una aplicación Android que hicimos especialmente”, detalló a Argentina Investiga Federico Jordán acerca del cuadricóptero, que ya está preparado para sacar fotos y generar videos.
El equipo producido por los chicos de la UNLaM puede manejarse desde un celular o dispositivo móvil. Aunque también está preparado para volar con autonomía a través de coordenadas de GPS. Además, cuenta con un sistema de descenso lento que permite que, ante cualquier pérdida de señal o baja batería, no se desplome e impacte contra el suelo.
¿Qué es un drone?
El drone es un vehículo aéreo no tripulado que está generando una gran revolución en el ámbito del transporte aéreo. A pesar de no contar con un marco legal definido, muchos organismos y empresas apuestan por esta nueva tecnología.
De esta manera, estos artefactos podrían utilizarse “para observar grietas en paredes de represas (donde el mantenimiento por parte del hombre resulta peligroso), ayudar en un siniestro cuando las ambulancias no cuentan con un fácil acceso o para delimitar caminos posibles frente a un incendio de grandes magnitudes, entre otros trabajos”, explicó Pablo Pomar, uno de los docentes que trabajó con los alumnos.
Primer reconocimiento
El proyecto CUAR obtuvo el primer premio en una de las categorías de competencia para trabajos de estudiantes del Segundo Congreso Nacional de Ingeniería Informática/Ingeniería de Sistemas (CoNaIISI) que se desarrolló el año pasado en San Luis.
Los alumnos de la UNLaM expusieron el trabajo de fabricación del cuadricóptero entre decenas de otros proyectos presentados por colegas y profesionales de 48 universidades del país. “Es un orgullo haber recibido este premio porque se reconoce el esfuerzo que dedicaste a lo largo de todo el año y se ve todo el empeño. Es sumamente gratificante”, agradeció Patricio lo Duca. “Nos dimos cuenta de que tenemos mucho potencial para exponer, desarrollar y presentar trabajos de calidad, y a nosotros como docentes nos enorgullece”, agregó Roberto Eribe, jefe de la cátedra.
Fuente: Agentina Investiga